Durante los próximos años viviremos importantes elecciones. Sufragios de recambio. Muchos sostienen que el nuevo padron electoral no tendrá efecto alguno, que los jóvenes no somos políticos y que finalmente todo seguirá igual, tal como les conviene a los cultores de ese discurso, con el que mantienen el control y hacen que nos enfrasquemos en discusiones sobre reality shows en vez de opinar y participar de las decisiones del país. Como el profeta Jorge González alguna vez escribio “su poder es nuestra ignorancia”.
Dentro de ese proceso de votaciones (no olvide que hasta el 30 puede inscribirse para votar en su barrio por Servel si su carné de identidad está registrado en un lugar donde no vive y no está en el registro) los candidatos van a ser muy importantes.
El desfile de figuras concertacionistas, los rumores sobre las figuras de la derecha y la avalancha de díscolos provenientes de nuestras facciones de izquierda y movimientos ciudadanos configuran una interesante oportunidad y una pregunta que nos debemos hacer conforme parece ser que todos estamos de acuerdo que muchas cosas deben cambiar: el candidato por el que votaré ¿será el primero de los nuevos o el último de los viejos?
Entiendo como viejos a todas estas figuras vetustas adictas a reducir el mundo en bandos como los 70, comprendo que lo son desde el discurso de la negación a lo que está mal porque finalmente pueden comprometer en juicio al negocio del amigo, del familiar o hasta de ellos mismos. Los viejos son los que plantean desde la prepotencia y no desde la experiencia su lugar en el mundo. Los que tienen ideas fijas, los que no quieren escuchar al otro, los que no tienen la capacidad de valorar un arrepentimiento, los que caricaturizan al que no piensa como ellos, al que humilla la intención de cambiar.
Esos viejos, que se han vuelto políticos profesionales, que no hacen actos para la gente si no más bien para ellos mismos son los dañinos militantes de la idea de que nada va a modificarse y que la masa moviéndose son sólo “cuestiones de moda”.
Si hubiese sido moda el movimiento estudiantil no seguirian preocupados. Si hubiese sido moda lo de Aysén no habrían resultados. Estos tiempos son para leer bien lo que quiere la gente, no lo que quieren los dueños de los medios o las empresas que no se apegan a las reglas para ganar más y más sin pensar en las personas. Esta época es interesante, por que hay jóvenes impulsando el debate.
Gente como Boric, Jackson o la misma Camila Vallejo, que han dado la cara en un asunto que antes parecía monopolio de la “experiencia” son ejemplos. Y ahí radica lo interesante, que sean lo primero de lo nuevo.
Hablando de Camila específicamente, mas allá de ciertos terminos torpes del profesor Gabriel Salazar (un tipo cuyos textos son realmente alucinantes) más allá de todo el ripio que nos tiene discutiendo planteó el otro día una cosa muy interesante: el desafio a salirse del PC por que estaría “tomado por los viejos”. Y eso, desde una persona de edad cuyas ideas son harto más jóvenes que las de esos viejos chicos que tratan de imitar a los estandartes de partido en varias agrupaciones, no deja de ser interesante. A mí en lo personal me parece que ya es hora de dejar de andar dependiendo de los vetustos que toman el micrófono y arman conferencias de prensa provocando al bando contrario cada sábado y domingo aprovechando que no hay noticias y empezar a crear nuevas e interesantes ideas, think tanks, ONGs, fundaciones y espacios para empezar a hablar del Chile que queremos, sin Pinochet en la cabeza. Es nuestro tiempo muchachos.