Columna de Felipe Avello: Crisis

Anticipándome a la horrenda situación económica que se viene, producto del alza del dólar, el bajo precio del cobre, y la mala administración del equipo económico del gobierno; y preparándome sobre todo para enfrentar la terrible crisis política que se aproxima: elecciones anticipadas, descontrol en las calles, presidenta dipsómana, Giorgio Jackson calvo, tomas de carreteras, bandoleros asolando la ciudad, policías corruptos, regreso de Edgardo Boeninger; es que junto a mi grupo familiar conformado por mi esposa y mi amante (no se conocen, pero espero que de aquí a fin de año se reúnan, ya que en tiempos difíciles  la familia debe estar más unida que nunca) es que he tomado algunas medidas conducentes a sobrellevar esta crisis que ya carcome a Brasil, Argentina (bueno ellos siempre están en crisis), China, EEUU, Grecia, etc. (menos Dubai, donde ahí sí que se vive excelente).

Primero, me retiré del gimnasio, ese lujo ya no me lo puedo permitir: era caro, no iba nunca, me daba vergüenza ponerme buzo, nadie me pescaba; por eso instalé una barra para hacer flexiones en la pieza, haré abdominales en el borde de la cama, y subiré por las escaleras (vivo en un tercer piso, no es menor).

Desde ahora me lavaré los dientes sin agua, y me enjuagaré con el agua del estanque.

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El tratamiento de conducto, tantas veces postergado, lo voy a dejar para cuando la muela me duela un poco más, afortunadamente soy resiliente.

En relación con los artículos del hogar, la vajilla no será renovada, pero sí reemplazada (ya no podemos obviar el sabor a óxido que sale de los tenedores).  

La vajilla vieja será reemplazada por vajilla de plástico, la misma que se usa en cumpleaños infantiles; los cuchillos no cortan tan bien, pero son fáciles de lavar y lo más importante, son infinitamente más económicos que los convencionales.

Tecnología: no renovaré el computador como tenía planeado; el Mac del 2005 con pantalla con forma de cajón de manzanas aún funciona, con lentitud, pero al menos se pueden ver videos de YouTube; se debe esperar unos minutos, pero todavía cargan; por tanto, no será necesaria su renovación. Además me sé la clave del wifi del vecino, ARIEL HETERO 302 (Ariel eres tan predecible).

Mantendré el mismo iPhone 3 que tantas alegrías me dio en el pasado, pero que ahora sólo presenta problemas. Ya no saca ni fotos y no puede descargar muchas aplicaciones: o es Instagram o es Whatsapp; pero bueno, la crisis se viene y ya no me puedo permitir los lujos de la tecnología de punta.

El auto tampoco lo podré cambiar; incluso lo empecé a lavar yo, no me queda como a los peruanos que por 10 mil pesos me lo lavaban y hasta quitaban los abollones; pero tampoco me queda tan mal. Y le empecé a echar bencina de 93 octanos, se supone que usaba de 95, pero no pasó nada malo. Otra estafa de las bencineras.

Cultura: nunca más me compraré un libro; mejor, así podré releer todos esos libros que leí sin prestar atención y a la rápida, sólo para llegar al final y decir que los había leído.

En ropa nunca he gastado mucho así que de ese ítem no me preocupo, además tengo suerte; el otro día fui a hace stand up comedy al Club Chocolate, en el barrio Bellavista, y por error me entregaron una chaqueta de cuero que no era mía. Me queda un poco chica, pero igual la uso; mi señora me dijo que así se usan ahora.

En cuanto a alimentación se acabaron las visitas al Jumbo de Bilbao con el carro lleno; ahora puro supermercado para mayoristas; Alvi es mi favorito: jugo en polvo, papel higiénico y cervezas de litro.

Había empezado una dieta, a base de atún, pan integral y agua mineral sin gas; eso se acabó, ahora jurel, y agua de la llave.

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A mis papás dejé de llamarlos, sólo les mando mensajes de Whatsapp; lo malo es que como no saben ocupar bien el teléfono, casi nunca leen los mensajes.

De vacaciones no saldré más, no se puede; igual ya salí bastante, y la idea es no endeudarse. Aprovecharé el evento donde me contrataron en Traiguén para conocer la ciudad; dicen que no es bonita, pero no tengo otra opción para vacacionar.

Mi amante va a un centro de formación técnica; es modesta, así que como nunca ha tenido, no me hace exigencias; mi señora, en tanto, que sí es de familia de plata nunca ha cortado el vínculo paterno. Los domingos vamos a la casa de sus padres a almorzar y nos quedamos hasta la hora de once; como tanto que quedo satisfecho hasta el miércoles.

En tiempos de más prosperidad, incluso podríamos decir de derroche, estaba inscrito en el gimnasio Balthus; iba al Solarium Sun Planet, donde incluso una vez me encontré con Julio César Rodríguez y en otra ocasión con Juan Manuel Astorga; ahora opté por el autobronceante, no queda igual, se marca el cuello de la camisa, pero al menos me tapa los sarpullidos que me salen en el pecho.

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Como ven, así son las crisis, oportunidades.

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