Boing 737 rematado en la Aduana se va a motel en Quillota

 

 

 

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El bien más llamativo en el remate aduanero que se desarrolló ayer a partir de las 10:00 horas en las dependencias de la Aduana Metropolitana era un Boing 737. Y aunque no lo crea, eran varios los interesados en él, sin embargo, solo una persona pudo llevárselo para la casa.

El afortunado es Juan Carlos Andrade, comerciante de la Quinta Región, dueño del motel Paraíso de Quillota, donde precisamente irá a parar el boing. “Solo venía por el avión. Lo compré más caro de lo que creía ($47 millones) y como ya tengo moteles, lo agregaré a mis cabañas”, cuenta Andrade.

Consultado por cuándo estará habilitado, el subastador dijo que en unos tres meses más estará disponible para el púbico.

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Quien se quedó con las ganas de sumar este avión a su conocida cadena de hoteles fue el exfutbolista Javier Margas. “Yo venía por el avión, pero estaba my caro, así que habrá que esperar, pero ya tengo otra posibilidad para comprar en otro lado“, indicó Margas.

 

 

Otros productos

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La Hummer fue otro de los productos que causó bastante expectación en la subasta. “Era para mí”, dijo Juan Durán, comerciante que se la llevó. Era su primera vez en este tipo de eventos y aunque gastó más de los presupuestado, se fue feliz con la compra. “La ocuparé un tiempo y luego la venderé porque está barata para lo que valen este tipo de autos”, declaró.

Aunque estos eran los productos más grandes y llamativos, habían lotes que contenían ropa, zapatos, libros, artículos médicos, juguetes, e incluso juguetes para adultos como muñecas inflables, entre otros.

José Miranda, jefe del remate de la Aduana Metropolitana, explicó que todo se efectuó con total normalidad. “Hay lotes que han sido retirados pero eso también forma parte de las reglas, principalmente vehículos que están en juicio. Nosotros tenemos la facultad de rematarlos pasado un año desde que se han incautado. Con una orden judicial han sido retirados para hacer nuevas diligencias”, indicó Miranda.

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Por último, el vocero de la aduana explicó que al evento asisten tres tipos de subastadores: “Los profesionales, que están de remate en remate, ellos compran y luego venden. Hay otros que son los curiosos, que han venido por toda la publicidad que hubo y el tercer grupo son los dueños de los vehículos que han venido para ver si los pueden recuperar”.

 

 

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Beatriz Stange F.

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