Pese a que la comedia fue la constante de toda su carrera, lo cierto es que Robin Williams vivió una lucha constante contra las adicciones durante la mayor parte de su vida.
Nacido en Chicago en 1951, Robin McLaurin Williams era un chico tímido y solitario que se entretenía imitando a su propia familia. Recién en 1973, cuando fue seleccionado en el prestigioso programa avanzado de la escuela Juilliard School, empezó a direccionar su talento junto a su mejor amigo, el también actor Christopher Reeve. Ya en esa época destacaba especialmente por su facilidad para imitar acentos.
En 1976 tuvo su primera oportunidad en la televisión con el programa “The Richard Pryor Show”, pero fue dos años después que saltó a la fama con la exitosa serie “Mork & Mindy”, donde interpretaba a un alocado extraterrestre. Luego empezó a especializarse en realizar stand up comedy, originando tres especiales de HBO entre 1978 y 1986.
Ya a principios de los años ochenta empezó su batalla con el alcohol y la cocaína, sustancias a las que se hizo adepto a mediados de los setenta gracias a su amigo comediante John Belushi, de The Blues Brothers. Fue tras la muerte de éste por sobredosis en 1982 que Williams se propuso limpiarse y se sometió a un tratamiento con el que logró mantenerse sobrio durante 20 años.
Debutó en el cine en 1980 con la cinta “Popeye” de Robert Altman, basada en el personaje animado. Pero fue un fracaso, tal como sus siguientes intentos. Pero en 1987 logró el éxito con “Buenos días Vietnam”, que lo tuvo nominado a un premio Oscar como Mejor Actor al mezclar la comedia y la emotividad. Lo mismo logró en 1989 con “La sociedad de los poetas muertos” y en 1991 con “Pescador de ilusiones”.
En 1992 llegó a un nuevo público poniendo la voz del Genio de “Aladdín”, en la que fue la primera ocasión en que una estrella de Hollywood es acreditado con tanta pompa por prestar su voz en una película animada. Lo mismo hizo años después en “Robots” (2005) y en “Happy Feet” (2006).
Sus papeles cómicos y emotivos en películas como “Papá por siempre” (1993) y “Patch Adams” (1998) le dieron premios, aclamación y críticas a la vez, y su reinvención dramática en “En busca del destino” (1997), donde fue el psiquiatra del personaje de Matt Damon, lo hizo al fin ganar el Oscar como Mejor Actor Secundario. En 2002 probó con el drama psicológico con personajes de villanos en las películas “Insomnia” y “One hour photo”, pero pronto regresó a la comedia en sus siguientes películas.
En 2004 falleció Christopher Reeve y al poco tiempo Robin Williams recayó en el alcohol y las drogas. “Un día de repente me encontré con miedo y empecé a tomar, a veces es algo tan simple como eso” contó Robin Williams a la publicación The Guardian hace tres años. En 2009 fue objeto de una operación al corazón, lo que incentivó sus ganas de permanecer sobrio.
Aunque parece no haber funcionado muy bien, pues apenas a comienzos de julio tuvo que entrar a rehabilitación en el Hazelden Addiction Treatment Center, cerca de Lindstrom, en Minnesota, con el objetivo de mantenerse sobrio por largo tiempo y no en lapsos breves como lo venía haciendo en los últimos años, motivo por el cual permanecería en el centro durante varias semanas.
El año pasado regresó a la televisión con el papel protagónico de la serie “The Crazy Ones” junto a Sarah Michelle Gellar, aunque la audiencia no lo acompañó y fue cancelada tras sólo una temporada.