Pato Torres acaba de volver a hacer teatro presencial tras prácticamente dos años en que la pandemia lo tuvo alejado de los escenarios. Se trata de»¿Por qué será que las queremos tanto?» con Fernando Kliche. La obra se puede cada jueves y sábado a las 21:30 horas en el Teatro San Ginés. Como es de esperarse, esto significó un tremendo golpe a su bolsillo.
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Tanto así, que se vio obligado a vender su auto, un BMW que tuvo por cinco años, para poder pagar deudas. «Me salvó inmediatamente. Deposité la plata y desapareció en 2 minutos», dijo el actor en entrevista con LUN.
El actor que se separó de Titi García-Huidobro, también contó que si bien pudo cubrir lo que debía, no ha podido bajar sus gastos. Es más, asegura que es como si estuviera «pagando un vehículo», esto porque gasta 300 mil pesos mensuales en locomoción.
«Vivo muy a trasmano (Huechuraba), entonces tengo que agarrar un taxi. Contraté una persona que me moviliza y él muy gentil me hizo un precio. Igualmente uso colectivo y los horarios no son los mismos cuando andas en auto o en el Metro, porque el Metro te deja en un lugar y después tienes que moverte a tu destino», dijo.
Eso sí, el comediante explica que toma todo el asunto de manera positiva, pues ese a los gastos, el estar inmerso en el transporte público le ha permitido observar a las personas. Y esto lo ha ayudado a «descubrir un mundo que de alguna manera se me había olvidado. Veo jóvenes, extranjeros, el jueves me tocó una mujer muy borracha que hablaba por teléfono o el tipo que se pone a pelear porque le dijeron que se subiera la mascarilla. Uno empieza a generar una historia en torno a todas esas cosas que ocurren».
«Me entretengo», agrega Pato Torres, pero sabe que su caso no es el mismo que el de alguien que lleva años usando el transporte público. «Es un martirio, por algo se quejan diariamente y van con esa cara de amargura. Me da mucha tristeza ver a la gente con esas características», dice sobre ellos.
Eso sí, ya está buscando otras opciones y espera poder comprarse en las próximas semanas. «Un citycar que sea económico, barato, y si es usado me da lo mismo. Si me dieran las facilidades correspondientes, me lo compraría ahora», explica