Comida casera. Todos en algún momento la hemos echado de menos. En un viaje, cuando los hijos se van de casa a estudiar a otro lado, tras el anhelado y a la vez sufrido abandono del nido familiar o cuando, sencillamente, no hay tiempo ni capacidad para cocinarla.
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Este último es el caso de Luz Guzmán. A sus 72 años sólo cocina fin de semana por medio cuando vienen sus hijos y nietos. “A mi edad se pone pesada cualquier actividad, hasta cocinar. Más aún cuando después hay que lavar todo lo que ocupaste, después secarlo y guardarlo”, comenta.
Luz, como muchos adultos mayores, buscan opciones económicas para alimentarse bien diariamente. Y por el dato de una vecina, Luz encontró un emprendimiento que la ayuda todos los días con el tema de los almuerzos y hasta la comida. Se trata de El Ángel de mi Yeya.
“Es comida casera, muy rica y variada. Ha sido un alivio sacarse un peso de encima como este y además cocinan tan rico y te la traen a la casa”, continúa esta fanática de la mano culinaria de Yeya.
Comida casera todos los días
Este emprendimiento lo inició Dominique Vásquez. Cuando el negocio de fletes que tenía con su marido se fue al suelo por el Coronavirus y la cuarentena, no se quedó con las manos cruzadas lamentándose. “Altiro pensé qué hacer. Y se me ocurrió esto de los almuerzos a domicilio”, cuenta orgullosa Dominique a Esfuerzo Pyme y Publimetro.
Los inicios fueron en mayo de 2020. “Partí con tres almuerzos. A gente vecina, maestros. Luego fue aumentando hasta pasar a las 10 colaciones. Algunas veces hasta 15. Ahí se me hizo chica la cocina de mi casa y le pedí ayuda a mi suegra, Beatriz, que tenía una cocinería. Unimos fuerzas, y salimos adelante”, continúa esta emprendedora.
-¿A qué te refieres con salir adelante?
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-Ya estamos en las cerca de 70 colaciones diarias de lunes y viernes, y también un importante número los fines de semana, toda comida casera. Sola no hubiera podido.
-¿Tienen menús diarios fijos: todos los lunes, carne; martes, pescado, y así?
-No, los vamos variando día a día. Agregando carne, pescado, legumbres. También hacemos pastel de choclo los fines de semana. La idea es sorprender siempre a nuestros clientes.
Negocio familiar
El emprendimiento no partió como El Ángel de mi Yeya. Se bautizó cuando ya estaba la alianza de suegra y nuera. Fue ahí también cuando se cimentó este negocio familiar.
-¿Por qué el nombre?
– Yeya le dicen todos a mi suegra. Así la conocen. Y lo del ángel, es por el don, la buena mano que tiene para cocinar.
Las socias ahora ofrecen hasta tres almuerzos diarios diferentes. El menú consta del plato de fondo con ensalada o sopa, postre y pebre. Todo a $3.000. Además, hay opciones vegetarianas e hipocalóricas. Pueden ver el menú en el Instagram, @angelde.miyeya.
“Ha sido una buena sociedad, con sus problemas cuando se juntan dos mujeres de personalidad fuerte, pero salimos adelante”, destaca Dominique quien se emociona al asegurar que este emprendimiento familiar “nos permite ganar lo suficiente para vivir bien y pagar un sueldo a cada uno de los miembros de la familia que trabaja”.
-¿Se dividen las tareas?
-Todos colaboran. Se hace de todo, mi marido y mi suegro, por ejemplo, se ocupan del reparto. Mis hijos de las redes, también se colabora en la cocina.
-¿Cómo se siente con tu emprendimiento?
-Muy orgullosa. Partí con miedo que no funcionaría. Después, hubo miedo por lo rápido que ha crecido, pero me llena de orgullo que algo que nosotros hicimos como familia da resultado con el apoyo de todos.
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