Colo Colo tuvo un mal debut oficial en la temporada 2017/18 con la derrota por 4-1 contra La Serena en el partido de ida de la Copa Chile, provocando la molestia de los hinchas y poniendo nuevamente la conducción del plantel por parte de Pablo Guede en entredicho. Algo que parece ser una tónica en una carrera llena de polémicas en la banca.
PUBLICIDAD
Claro, porque la caída en el estadio La Portada fue más allá de lo futbolístico y, además, trajo aparejada las suspicacias por parte de los aficionados, quienes, por ejemplo, todavía no perdonan la salida de Justo Villar del plantel y que ven con preocupación al camarín de Colo Colo ardiendo en discusiones por el bajo nivel mostrado.
Pablo Guede tendrá que enfrentar estos problemas de cara a un Torneo de Transición en la que su equipo tendrá un vestuario con distintos liderazgos y en el que el argentino deberá dejar atrás las polémicas para enrielar el rumbo.
En Macul seguramente resonarán las declaraciones reconociendo que lo mostrado en La Portada «era una vergüenza» y que habían sido un «desastre». Críticas públicas a lo hecho por sus pupilos que también se las dejó saber en privado en el camarín.
Cada paso de Guede deja una huella
El entrenador de Colo Colo tiene una propuesta definida en la cancha, donde el arrojo y los riesgos van de la mano para tratar de conseguir el triunfo. Fuera de ella estos atributos muchas veces le han jugado en contra, sumando diversas controversias en los clubes donde ha estado.
Por ejemplo, cuando llegó a Palestino en busca de una oportunidad en el fútbol chileno y con buenas actuaciones a su haber, debió enfrentar un duro momento cuando decidió alejar del plantel al referente y capitán del equipo Felipe Nuñez, quien lo trató de «esquizofrenico» por su forma de trabajar.
En el mismo equipo y mientras saboreaba un buen momento futbolístico, los cambios internos, sacando un querido utilero del club, y las decisiones futbolísticas, en las que, por ejemplo, Leo Valencia fue el principal perjudicado poniéndose el buzo de suplente en importantes partidos de la Copa Libertadores, perjudicó el recuerdo que dejó en la tienda árabe.
PUBLICIDAD
De todas formas, su buena campaña le valió el paso a San Lorenzo, un grande del fútbol argentino, club en el que tampoco pudo alejarse de las controversias, incluso teniendo que abandonar a Los Cuervos tras la confirmación de que la dirigencia decidiera renovarle el contrato a Juan Ignacio Mercier. El jugador se transformó en referente para la hinchada en las temporadas anteriores, pero Guede no lo hizo participar y cuando se supo la decisión de la administración no le quedó otra que partir.
En el equipo de Boedo y pese a buenos resultados -como el triunfo en la Supercopa de Argentina y llegar a disputar la final del Campeonato de Primera División-, no sólo se enfrentó al Pichi Mercier, sino que también tuvo una mediática pelea con el ídolo del equipo Leandro Romagnoli, que tras su salida lo sentenció en los medios argentinos diciendo: «Siempre dije que tenía mal manejo de grupo», demostrando que le cuesta congeniar con los referentes.
Tenga o no razón en sus decisiones, lo cierto es que Pablo Guede deja huella en cada paso que da.