El Gráfico Chile

Crónica del triste último clásico de Cristián Álvarez en San Carlos de Apoquindo

El Huaso mostró entrega y rindió a buen nivel ante Colo Colo, pero sufrió una profunda desazón por la derrota que hunde a la UC en el Transición.

No habrá más clásicos en San Carlos de Apoquindo con el histórico Cristián Álvarez en cancha. El último derbi del Huaso por Universidad Católica en el recinto de la precordillera fue la dolorosa caída 1-0 que sufrieron los cruzados ante Colo Colo ayer domingo por la octava fecha del Transición 2017. Fue un adiós triste para un jugador que salió a la cancha plenamente consciente que era su última vez en una circunstancia así. Y aquello lo dejó en claro por su actitud, pero también por su nivel.

Los días de preparación del clásico por parte del director técnico Mario Salas fueron distintos a lo que habitualmente se ha visto en las previas de cualquier encuentro durante su ciclo. El Comandante jugó al misterio, hizo trabajos específicos por zona y no definió el once inicial hasta último momento. Por lo mismo el equipo que salió desde el arranque ante el Cacique estuvo cargado de sorpresas y una de ellas fue la presencia de Cristián Álvarez en el puesto de lateral por derecha.

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Jineta en el brazo, el medallista de Bronce en Sydney 2000 entró a la cancha con la energía de quien debuta, tal como si fuera aquel partido del 14 de septiembre de 1997, cuando vivió su estreno en el fútbol profesional en el recordado clásico ante los albos en Las Condes que se jugó con juveniles a raíz de la huelga comandada por Carlos Ramos y la directiva de aquel entonces del Sifup, y que terminó con triunfo 4-1 en favor de los dueños de casa.

De ahí vino la foto de rigor y un pique hacia el sector sur de la tribuna Sergio Livingstone para cumplir con un habitual ritual: encaramarse sobre la baranda y saludar a sus hijos que desde ese sector acostumbran a presenciar los encuentros de la UC junto a su madre Alejandra Rodríguez, la eterna compañera de Cristián. Posteriormente vino el partido, en el que pese a la falta de continuidad y su decreciente nivel en el ocaso de su carrera, Álvarez jugó a gran nivel.

19 años de diferencia

Como lateral nominal y como central en los momentos que se hacía necesario, el capitán cruzado se mostró sólido en la recuperación y sobrio a la hora de salir jugando. Pablo Guede, DT rival, buscó desnivelar por el sector derecho de la zaga de Católica, colocando al veloz Carlos Villanueva, sin embargo el canterano no pudo ganarle el duelo al veterano defensor que lo supera en vida por 19 años. Eso sí, a los 29′ el curicano recibió amarilla por una falta sobre joven albo.

El cambio parecía cantado en Colo Colo y a los 56′ Villanueva abandonó el campo para dejarle su lugar a Andrés Vilches, quien tampoco consiguió perforar por la banda zurda del ataque visitante. Es más, el gol forastero llegó por el otro flanco. Y cuando se produjo aquel embate, Álvarez sacó la voz y a punta de gritos y arengas intentó levantar a los suyos. Después, con el transcurso de los minutos y la creciente desesperación cruzada, el referente desobedeció el orden táctico y en varias jugadas apareció como delantero.

Buscó con su juego aéreo, pero al igual que Santiago Silva y los otros atacantes de la UC no pudo ante el eficiente trabajo defensivo del contrincante. Para peor, los cobros de Patricio Polic lo iban sacando de quicio, como también ciertas actitudes de algunos albos. No se hizo problemas para putear a Gabriel Suazo -17 años menor que él- después de la dura patada sobre Diego Buonanotte, como tampoco se los hizo para encararse y trenzarse a empujones con Jorge Valdivia.

Era un adiós frustrante y Álvarez lo sabía, por lo mismo, cuando se escuchó el pitazo final se desplomó sobre el césped y se llevó la camiseta al rostro. Lloró, como en tantas oportunidades, demostrando esa característica de jugador despojado de complejos que lo ha distinguido en 20 años de carrera. Luciano Aued, con un fuerte jalón, lo instó a levantarse y el defensa rival Julio Barroso apareció para consolarlo, como también lo hizo después Esteban Paredes.

El ánimo no estaba para dar declaraciones, por eso, tras salir de camarines, el Huaso se excusó ante los medios y prefirió seguir su andar de la mano de Alejandra y custodiado por la oportunísima sonrisa de sus hijos. Fue su último gran derbi en su segunda casa, fue el último de esos partidos en los que abrió ruta con el triunfo 4-1 en el clásico de los juveniles de 1997 y en los que marcó un hito al ser protagonista del 4-0 de 2011 cuando los clásicos volvieron a San Carlos.

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Fue el encuentro 415 en la carrera de un jugador que a comienzos de 2017 se atrevió a revelar que no lo pasaba bien en su trabajo y que, por lo mismo, quería disfrutar su último tramo. No quedan muchos partidos de Cristián Álvarez dentro de una cancha como deportista profesional…

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