«Invito a los jóvenes a reemplazar a los consagrados«, fue una de las frases más tajantes que dejó Reinaldo Rueda en su última conferencia de prensa, la que ofreció después de regresar de su gira por Europa y México. En dicho periplo, el nuevo director técnico de la Roja se reunió con 28 futbolistas (11 en el Viejo Continente y 17 en Norteamérica) que formarán parte de su universo de convocables y entre ellos hubo dos grandes sorpresas: el defensa Francisco Sierralta y el mediapunta Víctor Dávila.
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Pero el caso de Sierralta llama la atención, pues, a diferencia de Dávila, que ha ido ganando terreno en Necaxa, el zaguero formado en Universidad Católica no ha tenido mayor continuidad en el Parma, de la Serie B de Italia. Desde que inició su préstamo en dicho club a mediados del año pasado, el central de 20 años sólo ha visto acción en cinco partidos (uno como titular y el resto entrando desde la suplencia), acumulando apenas 132 minutos en cancha de 2.520 posibles.
Más allá de aquello, Rueda confía en las condiciones de Sierralta, asumiendo que su 1,92 de estatura es un elemento fundamental para renovar una zona que acusa urgencia cuando se habla del recambio en la Selección. El cafetero tiene predilección por los defensas altos y en su última aparición pública, lo justificó. «Pienso que el fútbol contemporáneo lo exige, el juego aéreo es determinante. Las distancias se han acortado mucho, los equipos son muy equilibrados y la bola quieta es determinante«, advirtió.
«Buena cabeza»
Quien puede hablar con autoridad sobre las condiciones de Sierralta es Andrés Romero, pues lo dirigió en las inferiores cruzadas. El Moto define al espigado zaguero como «un jugador y una persona confiable. ¿Qué significa eso? Que, en términos generales, es un chico que tiene una muy buena cabeza para desarrollar un potencial deportivo. Hace lo que tiene que hacer en el momento que corresponda, no hace cosas de más en la cancha. Cuando lo tuvimos, se destacó por ser criterioso a la hora de resolver situaciones«.
Sobre su proceso formativo, el ex lateral cuenta que «siempre fue muy receptivo, le gustaba escuchar instrucciones. Además, tenía una buena llegada y cercanía con sus compañeros. Por la estatura y por el liderazgo físico, marcaba ciertas características de referente y sus compañeros lo respetaban mucho. De hecho, fue capitán en varias series. Tenía muy claro lo que tenía que hacer y para un entrenador es muy importante contar con un defensa de ese tipo«.
Eso sí, Romero advierte que «como jugador joven que es, aún está en formación, no es un consagrado, por así decirlo, ni a nivel de clubes ni menos de selección, pero tiene un potencial importante para ir asimilando nuevas cosas en la convivencia con jugadores con roce internacional como Medel, Roco o Maripán. Sin duda que es un diamante en bruto que hay que seguir puliendo«.
No hubo sorpresa
A nivel profesional, Palestino ha sido el club donde Sierralta ha visto más acción en cancha. Sobre aquel fructífero paso por La Cisterna en la temporada 2016-17, Diego Rosende recuerda que el actual zaguero del Parma «siempre entrenó muy bien y se mostró profesional. Muchas veces le tocó jugar de lateral y lo hizo sin ningún problema, siendo que su posición natural es la de central. Aportó mucho con su buen juego aéreo«.
El actual capitán del elenco árabe cuenta que no se sorprendió cuando se dio a conocer que Rueda se reunió con Sierralta en Italia. «No me llamó la atención, en el sentido de que en algún minuto le iba a tocar, ahora o más adelante, y está bien que haya sido ahora, porque hay que pensar en el recambio y Francisco es un nombre llamado a eso. No me sorprende por eso, antes o después, claramente iba a estar en la órbita de la Selección«.