La Conmebol volvió a hacer de las suyas con los papelones en la Copa Libertadores, luego que saliera a la luz pública que el delantero de Boca Juniors, Ramón Wanchope Abila, debía dos fechas de suspensión tras una expulsión en 2015.
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Según publicó Olé, «es tal el desorden administrativo de la Conmebol, que jamás le informaron que el delantero tiene dos fechas de sanción”. Ante dicha situación, el club xeneize decidió no utilizarlo para el duelo de ida de cuartos de final frente a Cruzeiro.
El caso es similar al de Bruno Zuculini en River Plate, un escándalo. Porque si Libertad de Paraguay hubiese reclamado dentro de las 24 horas tras el partido de ida por los octavos de final que si jugó Abila, Boca habría perdido 3-0 en La Bombonera.
La historia comenzó en 2015. Abila vio la tarjeta roja en la final de la Copa Sudamericana 2015 cuando defendía a Huracán y enfrentaba a Independiente de Santa Fe. Allí le dieron tres fechas por agredir a un rival, sin embargo en febrero de 2016 la Conmebol le redujo la sanción a una fecha, la que cumplió en la Libertadores de ese año, también jugando por Huracán.
Pese a esto, en el cuadro boquense no se confían de que Abila esté limpio y por esa razón no jugó el duelo de vuelta ante Libertad, ni tampoco lo hará frente a Cruzeiro en La Bombonera el próximo 19 de septiembre, por la ida de los cuartos de final.
Lo increíble del caso es que en Paraguay no se hacen drama y aseguran que el delantero estaba «habilitado» y podía jugar el partido. De hecho, el vicepresidente segundo del elenco gumarelo, Porfirio Benítez Musa, confirma el hecho.
«Contra nosotros estaba habilitado. Cumplió jugando en Huracán. Luego vino la medida de gracia del Centenario Conmebol y le redujeron la penal al 50 % por eso llegó sin sanción a Boca«, sentenció a radio Génesis de Argentina.