Diego Rubio fue la gran apuesta de Reinaldo Rueda en este amistoso de la Roja ante Corea del Sur en Suwon, que terminó igualado sin goles, con la escuadra nacional dando muestras de que aún no encuentra la fórmula ofensiva para llegar al gol.
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El delantero de 25 años, que ha tenido una resurgimiento en el Sporting KC de Estados Unidos, volvió a a vestir la camiseta nacional luego de siete años, cuando debutó en la era de Claudio Borghi, producto de su tremenda explosión en Colo Colo que le valió irse al Sporting de Lisboa a temprana edad.
Sin embargo, luego de eso, Rubio no volvió a ninguna convocatoria y su carrera entró en vaivenes que le impidieron consolidarse en lo más alto como se esperaba luego de su enorme aparición en el Cacique en ese 2011.
Este año, el delantero -hijo del histórico Hugo Eduardo Rubio- ha levantado su nivel en la Major League Soccer, donde lleva ocho goles en 16 partidos en esta temporada actuando como eje ofensivo, cerca del área donde es muy peligroso.
Pero pese a ese antecedente, Rueda utilizó a Rubio por la banda izquierda y muy lejos del arco rival, donde puede mostrar sus mejores atributos. Se ubicó por la izquierda y no gravitó para nada.
De hecho, al ariete se le vio dubitativo y le costó mucho con la pelota, muy incomodo por la posición y cada vez que recibió un balón fue anticipado fácilmente por los eficientes defensas coreanos. Con el correr de los minutos desapareció y en el segundo tiempo fue reemplazado por Ignacio Jeraldino.
Una mala noche para Rubio, que no pudo aprovechar su oportunidad y sigue sembrando dudas en Rueda, que no logra dar con los relevos de Alexis Sánchez y Eduardo Vargas en el ataque de Chile.