«Eso ya se transformó en la parte fuerte de Cristian. Cuando él está bien, te pelea todo, afronta bien esos momentos». A fines del 2019, Andrés Schneiter, entrenador de Garin, destacaba en entrevista con El Gráfico que la clave del gran año que tuvo su pupilo fue el cambio de mentalidad para afrontar los instantes difíciles.
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Este 2020 pintaba parecido, luego de su notable consagración en el ATP de Córdoba y la posterior en Río de Janeiro, pero la lesión que lo obligó a retirarse de Santiago y después la pandemia, detuvieron el avance del «Tanque». Las dudas sobre su cabeza volvieron la semana pasada por su eliminación del Masters 1.000 de Cincinnati, donde avisó que tal vez no jugaría el US Open.
Este lunes parecían acrecentarse los fantasmas por su mal arranque en el Grand Slam estadounidense ante el invitado local Ulises Blanch (244º del ranking). El jugador de 22 años le ganó los dos primeros sets a «Gago» y parecía que éste se despedía de Nueva York.
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Sin embargo, el 19º del mundo sacó a relucir su estatus y se quedó con la victoria por 4-6, 5-7, 6-4, 6-4 y 6-2. Más allá del triunfo, quedó la sensación positiva de que «Cris» no se ofuscó cuando no le salían las cosas y siguió dando batalla, pese al panorama adverso.
De hecho, esta remontada marcó un hito en la carrera del nortino. Por primera vez en el circuito máximo del tenis dio vuelta un partido tras perder las dos primeras mangas.
La única vez que lo había conseguido anteriormente había sido en la Copa Davis. Fue en el 2015, cuando vino desde atrás contra el peruano Duilio Beretta para imponerse por 4-6, 6-7, 6-1, 7-6 y 10-8, en el estadio Palestino.
«Bam Bam» volverá a la cancha este miércoles, cuando enfrentará al kazajo Mikhail Kukushkin (90º). No registran duelos entre sí.