Eran 95 años de historia los que estaban sobre la mesa. Sobre la cancha, en realidad, la del Fiscal de Talca, donde Colo Colo se jugaba, en un partido de vida o muerte, la permanencia ante la Universidad de Concepción. El único club que jamás ha descendido en el fútbol chileno, ese en el que jugaron figuras de la talla de Francisco “Chamaco” Valdés, Carlos Caszely y tantos otros, dependía de un grupo golpeado y diezmado. Y lleno de jóvenes; entre ellos, uno que nunca había hecho un gol en Primera División: Pablo Solari.
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Y su primer tanto en el profesionalismo puede que sea más importante que todos los que hicieron los ídolos del equipo más grande de Chile. A los 19 minutos, se mandó una maniobra de crack, dejó a dos defensas del “Campanil” en el camino y remató fuerte para doblegar al arquero Guillermo Reyes.
Un elegido. Porque, a la postre, esa diana mantendría al “Cacique” en Primera.
«Pablo Solari no es un refuerzo»
“Pablo Solari no es un refuerzo. Es un jugador joven para el futuro. Los refuerzos que quisimos traer no pudieron venir”, decía Gustavo Quinteros cuando llegó el extremo argentino. Claro, con apenas 19 años, el nacido en Villa Mercedes, Provincia de San Luis, arribaba sin haber debutado en Talleres de Córdoba.
Ese adolecente hizo que, tras el pitazo final de Julio Bascuñán -quien cumplió en un encuentro muy difícil-, Esteban Paredes estallara en llanto. No hay recuerdos del goleador histórico tan emocionado con una conversión suya. Ninguna de sus 219 anotaciones significó tanto alivio para los hinchas “albos”, quienes se las sufrieron todas durante este año, el más negro de su existencia.
El héroe no fue el “Tanque”, quien ni siquiera entró ayer. Tampoco Matías Fernández, otro que no se movió de la banca. Menos Jorge Valdivia, espectador en la tribuna.
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El salvador fue un muchacho que nunca había hecho un gol. Su primera vez será recordada por los siglos de los siglos.
De Primera hay uno solo. Gracias a Solari.