El fútbol siempre puede sorprendernos con hechos extremadamente insólitos. Esta vez, desde Surinam llega una historia cargada de surrealismo protagonizada por Ronnie Brunswijk, el vicepresidente de dicho país, quien con 60 años y 198 días jugó un duelo oficial por la Liga Concacaf.
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El Inter de Moengotapoe, equipo que ha dominado el fútbol de Surinam en la últimas temporadas y que es propiedad de Brunswijk, recibió en la noche de ayer martes al Olimpia de Honduras, por los octavos de final de la Liga Concacaf, segundo torneo en importancia a nivel de clubes de dicha confederación.
En aquel contexto, apareció el vicepresidente de Surinam con la cinta de capitán y la camiseta “61” (en honor a su año de nacimiento). En cancha también estuvo Damian Brunswijk, uno de sus 50 hijos, quien lució la “10” del conjunto dueño de casa.
Ronnie Brunswijk disputó 53 minutos y se convirtió en el “futbolisat” más longevo en disputar un partido a nivel de clubes en la historia de la Concacaf. El resultado del partido fue prácticamente lo más anecdótico: Olimpia, bajo el mandato técnico del argentino Pedro Troglio (subcampeón del mundo en Italia 1990), se impuso por un categórico 6-0.
Eso sí, tras el partido se produjo otro hecho insólito: Ronnie Brunswijk repartió dinero en efectivo entre jugadores del equipo rival, lo que quedó registrado en varios videos que fueron viralizados en redes sociales.
Pasado guerrillero, condenado por narcotráfico y multimillonario
La biografía de Ronnie Brunswijk es mucho más surrealista que su aparición en un partido de fútbol a los 60 años. Armas, política, narcotráfico y una enorme fortuna son algunos puntos centrales de su historia.
A comienzos de la década de los 80 se acercó al mundo de a política al desempeñarse como guardaespaldas del presidente golpista Desi Bouterse, sin embargo años después se transformó en opositor a su régimen.
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Como opositor a Bouterse, se alzó como líder guerrillero y creó el “Comando Jungla”, con el que se asentó en el este de Surinam. En dicho período comenzó a cimentar su fortuna con el robo de un banco, aunque gran parte de su patrimonio actual está sustentado por sus negocios en minería.
Posteriormente dejó las armas y se unió al Partido para la Liberación General y el Desarrollo, colectividad con la que en 2020 llegó hasta la vicepresidencia de Surinam.
Un dato muy relevante de su historia es que Ronnie Brunswijk no puede salir de su país, ya que tiene una orden de captura de la Interpol. En 1999 fue condenado a ocho años por el delito de narcotráfico por la justicia de Países Bajos, pero aquella pena no la ha cumplido, ya que Surinam no extradita a sus residentes.