Jacqueline Vera, madre de Daniel Zamudio: "Se cumplen tres años, pero es como si hubiese sido ayer"

A tres años del brutal ataque que recibió Daniel Zamudio, y que significó su muerte tras 25 días de lucha en la UCI de la Posta Central, Jacqueline Vera Muñoz, la madre del joven que se convirtió en el símbolo antidiscriminación del país se sincera con Publimetro. Comenta cómo ha vivido este tiempo, habla de la estrecha relación con su hijo, qué opinión tiene de la Ley Zamudio y si logró perdonar a los autores de este macabro crimen.

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Jacqueline, ¿cómo te sientes hoy, a tres años del ataque que sufrió Daniel y que significó su posterior fallecimiento?

Estos días son de mucha pena y tristeza, porque de hecho ayer Daniel se me reflejó en una luz y me dio más pena. Tú necesitas verlo, tenerlo, abrazarlo, pero ya no está. De hecho se cumplen tres años, pero para mí es como si hubiese sido ayer. No hay consuelo, no hay nada.

¿Cómo has sobrellevado estos tres años sin tu hijo?

Yo estuve con una depresión terrible, con sicólogo por mucho tiempo y ahora ya estoy un poco mejor, pero hay momentos en que ni siquiera quiero salir a la calle. Solo cierro los ojos y pienso en él, en su carita, en su reflejo, la última vez que me dijo ‘te amo’. Me acuerdo que me abrazó ese día jueves y se fue a trabajar y después me llaman para decirme que mi hijo estaba postrado en una cama en la UCI, grave.

¿Cómo era tu relación con él?

Con el Dany éramos partners, teníamos una relación hermosa. Yo los 24 años que viví con mi hijo tuvimos una amistad muy linda. Yo perdí a un hijo de cuatro meses y después tuve al Dany. Entonces, cuando él nació para mí fue volver a creer en la vida. Además que era un bebé muy lindo, muy risueño. Desde que él nació nosotros tuvimos una conexión muy especial, que duró para siempre.

Respecto de la autoridades, ¿Cuál fue su reacción luego del ataque que sufrió Daniel y luego de su muerte?

Me dieron su apoyo, pero eso no duró mucho. Yo le agradezco mucho al Movilh, porque ellos y Rolando (Jiménez) siempre se portaron muy bien y se preocuparon de verdad. Pero en cuanto al Presidente (Sebastián Piñera), fue un apoyo durante el duelo, de hecho nos ayudó a pagar el hospital, pero en ese minuto yo no veía nada de eso, yo estaba muy mal. Cuando se terminó esto, ahora a tres años ya veo las cosas mejor, ahí quedó todo. Me prometieron ayudarme con el tema de mi casa y no fue así.

¿Quién te prometió ese apoyo?

El Presidente Sebastián Piñera me dijo que no me preocupara que me iban a apoyar en lo que yo necesitara. Yo no quería nada de nadie y hasta esta instancia yo no me he referido al tema porque a mí me van a quitar mi casa. En esta casa hay enormes recuerdos de mi hijo y esto es lo único que me queda de él y no lo quiero perder.

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¿Crees que algunos políticos buscaron beneficiarse con la imagen de Daniel?

Eso pasó como pasa siempre en este país. Hubieron muchas personas, yo no te puedo dar nombres, pero eso pasó y mucho. Yo puedo destacar a Rolando porque él siempre estuvo, sobre todo en un momento en que yo estuve con una crisis emocional bien fuerte, a punto de matarme, y él me ayudó con algunos temas económicos. Yo siempre se lo voy a agradecer, porque se notaba que su ayuda era sincera.

¿Qué opina de que Daniel se haya convertido en un símbolo de la antidiscriminación y que la Ley lleve su nombre?

Orgullo no siento, porque acá había una ley guardada y tuvo que pasar esto, tuvo que morir alguien para que saliera la ley. Yo creo que Daniel lo quiso así porque él agonizó mucho tiempo, todos me decían que debería haber muerto a los días después y no haber esperado tanto. Él esperó hasta que saliera promulgada la ley y a los días murió. Yo le dije: ‘Daniel, hay mucha gente acá en el hospital y todos están aquí por ti’. Él no podía hablar ni nada, se supone que no sentía nada, pero él lloraba cuando yo le contaba estas cosas. Cuando el doctor me dijo que me despidiera porque ya no había nada más que hacer, fue el momento más desgarrador de mi vida.

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¿Piensa que con el caso de Daniel se produjo un cambio en Chile?

Si, de todas maneras, un cambio enorme. Hay personas que me lo agradecen porque muchos habían sido muy discriminados. No podían golpear puertas porque sentían en cada momento la discriminación y muchos me dicen que ‘con lo que pasó con Daniel y cuando tu alzaste la voz, cambiaron muchas cosas’. Yo pienso que es un gran legado el que dejó Daniel y eso va a quedar por siempre en la retina de las personas.

¿Qué opina de los culpables? ¿ha tenido contacto con sus familias, ellos se han acercado a ustedes?

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Una vez una madre se acercó, en un momento del juicio, para pedirme perdón y yo le dije que no la perdonaba porque era la madre de uno de los que les lavó las zapatillas, que eran las zapatillas de mi hijo, las habían lavado pero por las costuras se supo que era sangre de Daniel. Ella sabía eso y no fue capaz de decir qué pasó. Ella fue cómplice.

¿Logró perdonarlos?

Yo no puedo perdonarlos. Aún tengo mucha rabia porque me quitaron a mi hijo. Él no estaba enfermo, era un cabro joven, trabajador, un buen hijo, lleno de vida, con muchos planes y ellos le truncaron la vida. Le robaron su vida a golpes, no tuvieron compasión, estuvieron siete horas pegándole y en su relato durante el juicio, ellos se empiezan a reír. No tienen un poco de remordimiento. Yo no puedo perdonar a gente como ellos.

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Hablando de homosexualidad Jacqueline, ¿ustedes como padres aceptaron la condición de Daniel?

Si, siempre. Yo me di cuenta cuando el Dany tenía como cinco años que iba a ser así, porque él se pintaba y se ponía mi ropa escondido. Yo dije: ‘ya, no importa hijo, si yo siempre te voy a apoyar y voy a estar frente a ti para protegerte’.

Y a Iván (el padre), ¿qué le pareció?

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A él le costó un poquito más, pero después lo aceptó. Él simplemente lo quería porque Daniel era su hijo y nada más importaba. Daniel era muy especial, él llegaba aquí y sembraba la alegría, todos se contagiaban con su risa y sus tallas y al final eso era mucho más importante, porque él irradiaba ese amor, ese cariño, esa alegría. Lo que pasa que al Dany no se le notaba, entonces yo como madre lo intuía y a los 18 años me dijo que él tenía su pareja y que algún día se quería casar.

Si pudiera devolver el tiempo, ¿hay algo que usted cambiaría de su relación con Daniel?

Yo no cambiaría nada, yo creo que lo hice todo. Aunque en un momento lo dejé solo, por un problema personal y de eso me arrepiento, de no haber estado más tiempo con él. Pero yo lo conversé con él, le dije en un momento que yo me tenía que ir y él me dijo: ‘mamita, sea feliz usted porque yo sé que ya ha sufrido mucho’. Pero fue con el permiso de él, porque sino no lo hubiese dejado solo.

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¿Qué consejo le daría a las miles de madres que tienen hijos homosexuales?

Decirles que apoyen en todo a sus hijos. Que le den todo el amor del mundo, que los comprendan y sean más amigas que mamá, porque eso ellos lo van a valorar mucho. Y que si tienen amigos, que no anden solo en la calle, porque aún hay mucha gente mala en este país y sigue habiendo discriminación y muerte. Mirarlos como si fuera el último día que van a ver a sus hijos y decirles: ‘te amo’.

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