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Se llama Sergio Villalobos, tiene 85 años y es historiador. Es autor del libro “La Araucanía: Historias y Falsedades” y es conocido en el mundo de la historia por referirse a los mapuche como “flojos” y “borrachos”. Sin embargo, en su última entrega, ahora sus dardos apuntan a otro personaje histórico de este pueblo: las machis, diciendo de ellas que eran “homosexuales de duda reputación”.
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Así al menos lo confirmó en entrevista con el medio digital The Clinic Online. En entrevista publicada este en esa web asegura además que los representantes del pueblo mapuche era caníbal.
“Utilizaban los cráneos para beber. Todo eso está repetido por los cronistas. No hay ninguna duda. Y con los huesos de los que asesinaban hacían flautas, las pifilcas como las llamaban, que usaban para tocar en la guerra. Cosas atroces. Los cortaban a pedazos con cuchillos, los asaban y luego se los comían entre todos”, dice el entrevistado.
Señala que “además, los araucanos mataban a los bebés de sus enemigos estrellándolos contra la pared. En el fondo, era matar al enemigo y su hijo”.
Cuestionó la honra de las machis
Una de las figuras históricas de los mapuche son sus curanderos, los y las machis. En ese sentido, Villalobos aseguró que en esas figuras la homosexualidad era una condición de muchas de estas personas y, además, cuestionó su honra diciendo que tenían una “reputación dudosa”.
“Decir que los araucanos eran homosexuales es demasiado. Había homosexualidad, sí. Ahora, la homosexualidad fue marginada por el cristianismo moralmente, pero los pueblos antiguos la practicaban. Yo creo que hasta Alejandro Magno era homosexual. Y otros grandes jefes también. Entonces, ha sido una constante”, afirma.
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No obstante, agregó que “muchas machis eran homosexuales de dudosa reputación”.
Finalmente, cuestionó las bondades de la medicina mapuche y aseguró que nunca ha ido a un centro de este tipo para curar algún malestar.
“¿Cómo va a ser mejor una lagartija seca, cocida con hierbas, que la penicilina o el antibiótico?”, se cuestiona el historiador y ante la pregunta de si alguna vez ha probado esa medicina responde que no. “Pero cómo se le ocurre”, dice.
Dice que no es racista
Otra de las cosas que ya ha afirmado con anterioridad este historiador es que, desde su punto de vista, los mapuche son flojos y borrachos. “De eso no hay duda: estaban el día entero tomando. Y eso lo dicen los cronistas, los viajeros, los militares, los colonos”.
“Cuando uno lee cualquier papel relativo a la Araucanía, aparecen los indios borrachos, que no se pueden mantener en pie, reunidos en las rucas y botados en el suelo” y agrega que esa situación se mantiene hasta hoy.
“Uno va para allá y se encuentra con indios borrachos en los campos, en la ruca, en los caminos. De ahí que sea general y total, no. Pero persiste. Uno de nuestros grandes aportes fue civilizarlos”, afirma.
No existe el pueblo mapuche
Finalmente, asegura que el concepto de “pueblo mapuche” es un invento nacido a partir de una “sensibilería” de parte de algunos especialistas en ciencias sociales.
Respecto al concepto de unidad, indica que “son araucanos para empezar (no mapuche). Enseguida, nunca formaron una unidad, eran tribus dispersas. Los unía eso sí una cultura. Pero los caciques eran autónomos. Por eso muchas agrupaciones estuvieron de lado del español y otras del lado chileno. Eran inorgánicos. Vivían peleando y luchando entre ellos”, aclara.
Y agrega que “Han sido absorbidos por el pueblo chileno. ¿Qué indio auténtico hay hoy? En algunos rincones, sí, pero, en general, están disueltos en el mestizaje chileno. Basta mirarle la cara a la gente que anda en el metro y en los mall y en todas partes, porque tienen acceso a todos los beneficios. ¡Si son chilenos!”.
“Pero si ya no hay siquiera identidad mapuche”, agrega diciendo que este no es un pueblo que existe realmente.
Cabe señalar que Sergio Villalobos es un historiador nacido en Angol, en la Región de la Araucanía en 1930 y en 1957 se tituló como historiadir en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Tras el Golpe Militar fue designado como del ex Pedagógico. En 1992 recibió el Premio Nacional de Historia.
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