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La Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) anunció la instalación de una red de monitoreo de doce estaciones sismológicas en la falla de San Ramón, en la capital. La falla cruza seis comunas del sector oriente de Santiago y se encuentra activa desde hace unos 20 mil años. Según recientes estudios geológicos, un terremoto de magnitud superior a los 7,5 grados se habría generado en el lugar hace 8 mil años.
Al respecto, la experta en ingeniería sísmica de la Universidad de Santiago, Paulina González, indicó que desde hace meses era aconsejable instalar instrumentos de medición para detectar posibles movimientos en la falla. Además, explica que los estudios de su historial también indican que, eventualmente, se podría generar un terremoto de magnitud 7,0 en el corto plazo.
Según la académica del Departamento de Ingeniería en Obras Civiles del plantel estatal, la normativa antisísmica actual (NCh433) toma en cuenta esta posibilidad.
“Los estudios desarrollados para establecer las disposiciones de diseño sísmico de la norma NCh433 tuvieron en cuenta la ocurrencia de terremotos con hipocentro a muy baja profundidad en la zona cordillerana de Santiago, como aquel que se produjo en el año 1958 con epicentro en la zona de Las Melosas del Cajón del Maipo, entre otros eventos de este tipo que ocurren en la zona cordillerana de Argentina”, explica.
González aclara que los estudios realizados para definir los parámetros de diseño sismorresistente de la norma NCh433 no incluyen en forma explícita la ocurrencia de terremotos con hipocentro en fallas geológicas.
“Ello, en parte, se debe a que no se dispone de datos de instrumentos sísmicos para ingeniería sobre ese tipo de terremoto. Solo se ha obtenido información a través de la red sismológica del terremoto ocurrido en Aysén con hipocentro en la falla de Liquiñe-Ofqui hace 9 años”, precisa.
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Sin embargo, recalca la especialista, “los parámetros de diseño sismorresistente de edificios que contiene la norma NCh433, serían suficientes para evitar el colapso de los edificios que eventualmente sean sometidos a la acción de este tipo de terremoto, los cuales, además, tienen una muy baja probabilidad de ocurrencia”.
A su vez, González subraya que respecto al mencionado terremoto de Aysén de 2007, que dejó 10 víctimas fatales, dichas pérdidas no fueron causadas por colapso de edificios.
Red de monitoreo en la falla de San Ramón
La iniciativa de la Onemi contempla la instalación de siete estaciones sismológicas permanentes y cinco estaciones GPS, que medirán el desplazamiento de la tierra con equipos que bordean los 450 millones de pesos.
“Chile es uno de los países más sísmicos del mundo. Por eso, es imprescindible contar con la mayor cantidad de información instrumental sobre estos fenómenos naturales. De esta forma, se podría disponer de información que resulta fundamental para los procesos de actualización periódica de la normativa antisísmica”, destaca la experta.
“Esta opinión la hago extensiva para todas las fallas geológicas que tiene el país”, agrega.
PUB/CM