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Tras la firma de la paz, falta el voto de los colombianos

El pacto, un texto de 297 páginas que esencialmente busca cambiar «balas por votos», promoviendo el desarme de la guerrilla y su transición a la vida política legal, fue alcanzado por las partes tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba.

La jornada inició con un homenaje a la fuerza pública, a quienes Santos agradeció «su sacrificio y su valor».

El pacto fue ratificado el viernes pasado por las FARC, nacidas de una sublevación campesina en 1964 y actualmente con unos 7.000 combatientes, al cabo de una inédita conferencia guerrillera con aval del gobierno y abierta a la prensa en El Diamante, un remoto paraje del sur del país

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Para entrar en vigor, el acuerdo debe ser aprobado en un plebiscito convocado para el domingo 2 de octubre, que según las últimas encuestas será favorable al «Sí».

Lo negociado con las FARC es fuertemente criticado por la oposición liderada por el ex presidente Álvaro Uribe, quien este lunes acompañaba en Cartagena una cadena humana de rechazo a la firma.

La paz en Colombia no estará completa mientras siga activo el Ejército de Liberación Nacional (ELN), también alzado en armas desde 1964.

Esta guerrilla guevarista y el gobierno anunciaron en marzo su intención de instalar una mesa formal de diálogos similar a la de las FARC, que aún no se ha concretado ante la reticencia del grupo armado a abandonar el secuestro, una condición impuesta por Santos.

El ELN anunció una tregua unilateral, vigente del 30 de septiembre al 5 de octubre, para «facilitar la participación» ciudadana en el plebiscito. «Un gesto positivo» según el gobierno.

 

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