Pese a que todavía hay focos activos, el Gobierno ya ha dado luces respecto de cómo financiará lo que suceda tras el fin de la emergencia.
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Las alternativas que el Ejecutivo tiene a mano es recurrir a los fondos soberanos ahorrados en el exterior, la reasignación de recursos del presupuesto de este año, usar el 2% constitucional y un alza de impuestos, la que tiene escasas posibilidades.
La Presidenta Bachelet ya ha sido clara al señalar que por ahora sólo se recurrirá a la reasignación presupuestaria, para destinarlos a la ayuda de los afectados por el fuego.
Esto último lo ha confirmado el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés en diferentes instancias. Ayer en una entrevista radial, sostuvo que “tenemos fondos soberanos para usar, otros ingresos, saldos de caja, y por lo tanto yo quiero bajar la ansiedad del cómo será, Chile tiene una institucionalidad fiscal muy ordenada, pero que también le da flexibilidad al Gobierno, al Ministerio de Hacienda, para poder hacer los usos y recursos que sean necesarios para esto”.
En definitiva el Gobierno tiene 4 alternativas claras para usar:
- Reasignación presupuestaria: es decir, trasladar recursos de algunas reparticiones públicas, recortar gastos en algunos programas, etc.
- Fondos soberanos: son los ahorros que tiene el Estado chileno acumulados en el extranjero y que se divide en el Fondo de Estabilización Económica y Social (Fees) que sirve para acumular los excedentes del gobierno y el Fondo de Reserva de Pensiones (FRP) permite financiar los pagos futuros de obligaciones de pensiones estatales.
- 2% constitucional: según el artículo 32, número 20, de la Constitución Política, su uso es una facultad que tiene el Presidente de la República para girar recursos por un monto máximo limitado, que permitan cubrir los efectos de los fenómenos como una catástrofe.
- Alza de impuestos: lo que tiene que hacerse a través de una ley que el Gobierno debe mandar al Congreso para su aprobación.
Esta decisión que ha tomado el Ejecutivo en primera instancia es bien vista por los especialistas, sobre todo, dado las condiciones en que está nuestra economía con un bajo crecimiento.
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Si bien, subraya que primero hay que apagar los incendios para ver la magnitud de los recursos que se requieren, Alejandro Urzúa, académico de la Universidad Andrés Bello y director la consultora Open BBK, comenta que “el 2% constitucional es el mejor vehículo para la reconstrucción, más que la reasignación”, añadiendo que “es la forma más clara y más objetiva”.
Una visión distinta tiene Francisco Aravena, economista del Centro de Economía Aplicada de Ingeniería Comercial de la U. San Sebastián, quien opina que “la reasignación de recursos es una buena medida”, ya que sostiene que considerar otras opciones no es conveniente “porque los gastos son muy inciertos todavía”.
En ese sentido, el académico compara lo que está sucediendo ahora con los incendios es muy distinto a las consecuencias, por ejemplo, que dejó el terremoto del 27F, “donde hubo destrucción inmediata de infraestructura vial y de viviendas, servicios sanitarios y de distribución eléctrica”.
De todas maneras, el ministro Valdés sostuvo este miércoles que es probable que las reasignaciones sean suficientes “y la Presidenta nos ha instruido a buscar mecanismos de allegar recursos y (definir) la manera de gastarlos que sea lo más simple posible”.
En lo que sí coinciden ambos especialistas es en desechar una subida de impuestos, tal como hizo el gobierno de Sebastián Piñera para costear la reconstrucción tras el megasismo de 2010 y que el secretario de Estado ya desechó. En esa ocasión, se decidió subir de manera progresiva y transitoria el impuesto a las grandes empresas del 17 al 20%.
“Creo que el alza de impuestos es un error en una economía que está sumamente alicaída (…) el escenario es bastante distinto al que tenía Piñera versus lo que tiene la Presidenta Bachelet, con una economía que está creciendo a ritmos bastante distintos”, subraya Urzúa.
En tanto, Aravena enfatiza que “uno de los grandes problemas de hacer esas leyes de aumentos temporales de impuestos, es creer que son temporales” y pone como ejemplo lo sucedido para el terremoto de 1985, cuando se creó el gravamen específico para los combustibles, con el fin de costear la construcción de carreteras.
“Si quieres sacar ese impuesto después, tienes que saber que no podrás contar con esos recursos y habría que echar mano a otra cosa para obtenerlos”, puntualiza.