Nuevamente Trump está en el centro de la polémica. Esta vez se debe a la escueta dedicatoria que dejó en el libro de visitas del Museo del Holocausto y al memorial Yad Vashem en Israel.
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“¡Es un gran honor estar aquí con todos mis amigos! ¡Increíble! ¡No lo olvidaré nunca!”, escribió Trump junto a su firma y la de Melania. La breve dedicatoria tiene un tono alegre, que se acerca más a una celebración que a una conmemoración para honrar la memoria de las víctimas del Holocausto, donde los nazis exterminaron a seis millones de judíos.
Las criticas llevaron a recordar de inmediato el mensaje que el ex presidente de EEUU, Barack Obama, escribió cuando visitó el lugar en 2008, siendo senador por Illinois y candidato a la presidencia.
Ambos mensajes contrastan mucho por la emotividad de las palabras. La dedicatoria de Obama, además de ser mucho más extensa, también estaba cargada de más sentimiento y dolor: todo un llamado a que no se produzcan más barbaries así en la historia.
“Estoy agradecido a Yad Vashem y a todos los responsables de esta notable institución. En un momento de gran peligro y promesas, de guerra y de lucha, tenemos la bendición de contar con un recordatorio tan poderoso del potencial del hombre para generar grandes males, pero también (un recordatorio) de nuestra capacidad de levantarnos de la tragedia y rehacer nuestro mundo”, decía una primera parte del texto de Obama.
La continuación de la dedicatoria del que fuera senador de Illinois fue la más aplaudida: “Dejen que nuestros niños vengan aquí y conozcan esta historia, para que puedan añadir sus voces para proclamar ‘nunca más’. Y recordemos a aquellos que perecieron, no solo como víctimas, sino también como individuos que tenían esperanzas, amaron y soñaron como nosotros, y que se han convertido en símbolos del espíritu humano”.
El contraste entre Trump y Obama es más que evidente. Aunque cabe decir que a la hora de pronunciar allí un discurso ambos hicieron énfasis en respetar la memoria de las víctimas, aunque ese discurso estaba preparado de ante mano y Trump no tuvo que improvisar como en el libro de visitas.