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Desde 2018, el «mapa nutricional” elaborado por la Junaeb evidencia un nuevo problema de salud pública que es la obesidad infantil. El motivo es la ausencia de los juegos al aire libre y la alta proliferación de entretenciones virtuales u online. Ellos confinan a los menores dentro de sus casas o departamentos, producto del Covid 19, sin permitirles correr en libertad como antes.
El instrumento de medición en 2020, aplicado a 8440 recintos escolares, 80,8 % de la enseñanza regular, arrojó que solo el 38, 2% de los niños tenían un rango de peso normal. Un tema que se agrava, si consideramos que el 29% de la muestra tiene sobrepeso y el 25% obesidad, en cursos como pre-kínder, kínder, Primero básico, quinto básico y primero medio.
Al respecto, la especialista en Nutrición y Diabetes infantil del Hospital San Juan de Dios, doctora Carolina Wong, epresa preocupación por el aumento de diabetes tipo 2. Se produce cuando el cuerpo del paciente no produce insulina o es resistente a la misma, provocando sed, orina frecuente, hambre, cansancio y visión borrosa.
Los padres dan el ejemplo también en la salud y la obesidad
“Tenemos pacientes de 12 años, que inician su enfermedad a la misma edad, progresivamente, sin una marcada confirmación», expresa la doctora Wong. «Uno los ve a los 14 años ya con la diabetes establecida. O sea, hoy día tenemos en tratamiento pacientes diabéticos, confirmados 2, de edad de menos de 15 años. Eso es alarmante”, puntualiza.
Según la especialista, hace 30 años era impensado tener pacientes menores de 15 años con patologías como la hipertensión, la diabetes tipo 2, o con riesgos cardiovasculares altos Esos casos hoy son cada vez más frecuentes y riesgosos en los menores de edad.
“La diabetes 2 en pacientes pediátricos es mucho más agresiva, en la forma de progresar a las complicaciones rápidamente. Y hablamos de nefropatías, hay pacientes que llegan a diálisis, retinopatía y de accidentes vasculares mayores”, agrega la especialista.
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Un espejo de sus padres
La nutricionista Francisca Fuentes, del Hospital San Juan de Dios, asegura que «los niños replican lo que hacen finalmente los padres».
Y lo explica. «Si yo veo que mi papá está consumiendo bebidas o bebidas gaseosas con azúcar, obviamente el niño también lo va a querer hacer. Y va a aprender eso desde chiquito. Entonces para él va a ser muy distinto cambiar su umbral de dulzor y llegar hasta consumir agua solamente”
Por eso ya lo sabe: ponga ojo en el peso y la talla de sus hijos e hijas. Además, aumente con ellos los hábitos de alimentación sana, oblíguelos a dejar el sedentarismo, acompáñelos en el deporte al aire libre y sáquelos del encierro.
De ese modo se puede de nuestros “regalones” una enfermedad silenciosa, que los puede acompañar por toda su vida. Y que se evita con un buen control sano, aumentando la práctica de deportes y equilibrando la alimentación diaria.