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¿Te mintieron hoy?

Si no lo hicieron aún, descuida, seguramente lo harán más veces de las que quisieras.

Christian Andrada

Diversos estudios han determinado que como mínimo mentimos cinco veces al día, llegando en algunos casos hasta hacerlo cercano a las doscientas veces. También han determinado que el género masculino es quien más miente, y que de preferencia nuestra orientación a mentir aumenta con el paso de las horas del día.

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A pesar de todo eso, me parece oportuno dejar en claro que las mentiras tienen mala prensa, y que incluso sería inviable vivir en sociedad de no ser por ellas.

De hecho, imaginen una sociedad donde expresemos absolutamente todo con una franqueza y transparencia que no deja espacio para las sutilezas, la diplomacia, o incluso el sarcasmo. Es altamente probable que muchas cosas serían inviables: la negociación, la diplomacia, y por qué no decirlo, o estaríamos sumidos en guerras incesantes o ya nos habríamos extinto.

Para reforzar lo anterior, les comparto una reflexión del filósofo y crítico literario George Steiner: “Acá lo que importa no es la moral, es la supervivencia. Tenemos la capacidad lingüística que nos permite provocar ambigüedad, formular hipótesis, informar erróneamente en todos los niveles y así equilibrar la conciencia y el desarrollo del hombre en sociedad”

A fin de cuentas, como siempre señalo. La gravedad no está en la mentira per sé, si no que en qué y por qué se miente, y esa es una evaluación que cada quien hará conforme el vínculo que posea con quien la emite.

Dicho eso, acá les entrego cinco tips que deben tener en cuenta para detectar mentiras:

Presta atención al rostro.

Esta zona del cuerpo es probablemente la que mayor protagonismo tiene a la hora de detectar mentiras, y esto se debe a que el rostro transmite mucha información. En la práctica, debes sabe qué buscar y qué ignorar de todo lo que observas.

Aprende a leer las emociones básicas.

Las emociones son la razón y el porqué de todo lo que hacemos, y no existe ninguna actividad que sea ajena a ellas. Te sugiero aprender a reconocer las macroexpresiones faciales que son reflejo de las siete emociones básicas. Con eso, ya tendrás una línea de base suficiente para detectar si la emoción que alimenta la expresión es concordante con lo que la persona señala.

Lo bueno es que son de una duración razonable como para que cualquier ojo humano las pueda detectar.

Un ejemplo clásico de ello sería escuchar a alguien señalar que se encuentra feliz de verte y en simultáneo ver una expresión de asco.

No hace falta explicar dónde está la mentira. ¿Cierto?

Pon atención a las asimetrías.

Imagina que al cuerpo humano se le puede trazar una línea vertical desde la cabeza hasta los pies, justo por el centro del cuerpo. La teoría indica que cuando estamos siendo honestos tenemos una tendencia a utilizar “ambos lados de nuestro cuerpo en igual proporción y uso, sobre todo en lo que al rostro refiere, uso de las manos, adelantamiento o retraimiento de alguno de los pies. Aunque no se trata de una evidencia concluyente, hay muchas investigaciones que dan cuenta de alteraciones en la conducta no verbal conocidas como reacciones adaptativas, que al menos son una señal de alerta para el observador.

No interpretes linealmente.

Puede que muchos de ustedes que están leyendo esta nota, hayan tenido en sus manos algún libro de Allan Pease, aquél en formato casi de diccionario lleno de ilustraciones, donde daba cuenta del significado de determinados gestos y posturas corporales.

No podría dudar de la buena fe de Pease al escribir el libro, pero deben saber que la comunicación no verbal, incluida aquella que observamos cuando de mentiras se trata, podría leerse linealmente; por el contrario, siempre debes considerar el contexto, la relación con el evaluado, y sus huellas de comportamiento.

Se trata de una habilidad que requiere puesta en práctica constante, y que a menos que se trate de microexpresiones, no existe una interpretación lineal.

No creas en mitos.

Los mentirosos no te miran a los ojos cuando hablan. Existen muchos estudios que han concluido que la falta de contacto visual indica mentir o decir la verdad.

Los mentirosos tartamudean al mentir. Tartamudear o hacer una pausa no son necesariamente signos de mentira per se. Es posible que simplemente nos digan que la persona está nerviosa.

Los mentirosos se tocan la cara. Este es también otro mito popular de la detección de mentiras. Casi no hay evidencia científica de que el contacto facial de cualquier tipo sea indicativo de mentira.

Detectar mentiras es mucho más que aprender de comunicación no verbal y observar. Requiere prueba y error constantes, pero por sobretodo, saber que es una necesidad social de supervivencia.

No es relevante si alguien miente, si no en qué y por qué.

Si quieres conocer más de este tema, te invito al webinar que dictaré el miércoles 29 de junio a las 19:00. Acá debes inscribirte: https://christianandrada.survey.fm/ficha-de-inscripción-webinar-cómo-detectar-mentiras

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