Hace un par de semanas el actor chileno Gonzalo Valenzuela fue acusado de hacer el popularmente conocido “perro muerto” en una pizzería en Argentina. De acuerdo a Socios del Espectáculo, habría ido a un famoso local ubicado en Palermo en Buenos Aires, con sus hijos, cuando tras comportamientos extraños, se fueron sin pagar lo consumido.
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“Él llegó con tres chiquitos: sus dos hijos, que tiene con una actriz súper famosa y que vive en nuestro país, y con otro niño más. Entraron, se sentaron y ya todo era raro en la mesa. Porque se levantaban, los chicos iban al baño, los chicos bajaban, él salía a fumar, volvía a entrar. Lo que me dicen los que estaban ahí es que no era una mesa ‘estable’”, relató Paula Varela, integrante del programa.
“Ellos no estaban como quietos en la mesa como el que va, come, pide y se va. Entonces ya los mozos estaban tras la movida como atentos. De repente, él sale a fumar, los chicos empiezan a joder, que uno subía, el otro no, lo mareaban al mozo, estaba medio perdido. Y en una, él entra, agarra a los tres pibes y empieza a enfilar para la puerta”, afirmó.
“El mozo, atento, sale atrás caminando, se para en la puerta y él se sienta con los tres niños en una mesa afuera. Un frío de cagarse el lunes a la noche. Pide café, entonces el mozo entra, va a atender una mesa y, entre que le trae el café, no estaba más. El actor y los tres pibes se empezaron a marchar cruzando la Avenida del Libertador, camino a Barrio Parque al fondo. El mozo salió diciéndole ‘Señor, señor’, no llegó y se marchó”, denunció.
La verdad de Valenzuela
El actor nacional ahora contó su verdad, en el programa ‘Intrusos’, del canal América. “Me fui, no pagué, es verdad. Pero fue sin querer, no hubo ninguna estrategia. Yo voy a ese lugar desde hace muchos años, al dueño lo conozco, es familia de mi ex”, comenzó explicando.
“Ese día mis niños estaban revoltosos. Dijeron que eran tres y yo tengo dos, pero cuando se portan realmente mal yo veo a cinco”, bromeó. Además dijo que que “salí a fumarme un cigarro afuera con un café. A mi niño se le había perdido una gorra, fueron con el mozo, muy gentil, a buscar la gorra. Después volvieron, trajeron la gorra, el mozo volvió a entrar y yo pedí un taxi y me fui”.
“Nunca me di cuenta y la verdad que agradezco mucho, porque ya pude saldar la cuenta. La pizza está pagada. Y fue sin querer”, terminó con su explicación.