Alejandra Araya, la actriz que dio vida al personaje de María Isabel Quiroga, la hija del malvado Armando Quiroga (Álvaro Rudolphy), en la exitosa teleserie “Perdona Nuestros Pecados”, encontró hace dos años una nueva pasión que pretende complementarla con el mundo de la actuación.
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Se habla mucho de inclusión en la teoría, pero poco se ve en la práctica. Siento que uno debe jugársela por la inclusión.
— Alejandra Araya
El lenguaje de señas, que llegó a la vida de la actriz de forma accidental. En una habitual visita a una farmacia de Gran Avenida, donde Araya conoció a una persona sordomuda que atendía el local.
“Fui a una farmacia acá, por Gran Avenida, cuando me di cuenta que una persona que atendía hablaba en lengua de señas. Internamente me decía no me puedo comunicar con esta persona, cómo se sentirá él. Todos los días para él son iguales. La gente no puede hablarle”, recordó la actriz en entrevista con lun.com, donde relató que ese episodio la marcó tanto que por estos días lleva dos años estudiando lengua de señas en el Estudio e Investigación de Lengua de Señas Chilenas (Esilence).
El proyecto de una actriz inclusiva
“Llevo dos años estudiando para llegar a ser intérprete. Son siete niveles y recién terminé el segundo. El sábado antepasado finalicé el segundo nivel”, reconoce la actriz, quien si bien explica que el estudio de esta lengua es bastante complejo, aprenderlo le ha dado una gran satisfacción.
“Estoy contenta. Hay que estudiar mucho, son tantas señas, es repensar cada palabra. Es un aprendizaje constante”, señala Alejandra, quien ya tiene claro lo que hará con su nuevo conocimiento para aportar en la verdadera inclusión para la minoría de sordomudos del país.
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“Me gustaría ser intérprete para poder utilizar la lengua de señas como una herramienta real de inclusión en el mundo del teatro. Me encantaría que las personas sordas puedan disfrutar igual que nosotros de los espectáculos (...) se habla mucho de inclusión en la teoría, pero poco se ve en la práctica. Siento que uno debe jugársela por la inclusión”, aporta la actriz, quien con orgullo reconoce que desde su decisión de aprender la lengua de señas pudo por fin comunicarse con el dependiente de la farmacia que la inspiró para enamorarse de su nueva pasión.
“He vuelto y hablo con él. Cuando empecé el primer nivel le decía ‘hola, estoy aprendiendo lengua de señas. ¿Cómo estás?’. Y era muy bonito ver cómo sus ojitos se iluminaban, no desde la pena, sino desde la alegría”, finalizó.