El periodista Jorge Said reveló este lunes, en conversación con lun.com, que pasó más de un mes atrapado en Israel luego de perder su pasaporte y verse enfrentado a una serie de inconvenientes en la nación de Medio Oriente antes de poder gestionar un nuevo documento que le permitiera salir del país.
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El periplo de Said por Israel se dio en el contexto de las grabaciones de dos capítulos de su programa “El peregrino”, que se emite por la señal de cable del History Channel, y que lo llevaron a vivir la desagradable e inolvidable experiencia.
Los problemas del periodista comenzaron apenas pisó la loza del aeropuerto Ben Guirón, en Israel, debido a los estrictos controles que realizan a los pasajeros, y en el caso suyo, más complejo considerando que ingresó al país con un pasaporte norteamericano, que finalmente perdió en uno de los baños del recinto.
El drama de Jorge Said en Israel
“Nadie te hace la declaración de la policía para sacar un nuevo pasaporte, nadie te atiende en la embajada ni te responden las llamadas. Nada lo puedes hacer en persona ahora, todo es por Internet y el sitio web no me funcionaba a mí ni a ninguno de mis asistentes. Estoy viviendo una drama por cómo me voy de Israel”, contó Said, quien además del imprevisto -y su agotador periplo para gestionar otro documento-, debió lidiar con la incertidumbre de grabar en territorios reconocidos por sus conflictos armados.
“Hay programas que los puedo hacer en cinco o seis días, pero aquí es un agotamiento tremendo. Por ejemplo, de una ciudad a otra te puedes demorar 17 horas porque están las rutas cortadas, está lleno de check point (revisión de los militares). En los campos de refugiados en Yemin y Nablus hay grupos activos como Hamás. Estuve en medio de los balazos, nos teníamos que tirar al suelo (...) de repente cierran el check point porque se les ocurre nomás y ahí quedaste tirado por tres horas esperando. No hay orden. Es una cosa tan precaria que se sufre, quedas exhausto”, relató.
Del mismo modo, Said explicó en el medio de circulación nacional que pudo ingresar a Israel gracias a un pasaporte norteamericano que tramitó hace 15 años gracias a “habilidades excepcionales”.
“Te lo dan cuando eres conocido o medianamente conocido en tu país, te han hecho entrevistas, estás desarrollando una carrera como director. Con el pasaporte chileno no llegaría a tantas partes”, señaló el periodista, quien incluso sufrió algunos episodios de paranoia ante la incertidumbre de estar indocumentado en Israel.
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“Lo dejé (pasaporte) en un baño del aeropuerto, me llamaron por los parlantes y después me vino un nerviosismo extremo pensando que me podían revisar las cámaras, los equipos y que me preguntaran porqué venía con ocho discos duros, qué hacía con cámaras profesionales, qué venía a hacer. Esto fue paranoia mía porque a muchos amigos les ha pasado que les dicen les vamos a revisar el computador, pero no tenemos tiempo ahora y se quedan con los equipos. Imagínate qué puedes hacer”, recordó.
“Mi pasaporte quedó en el aeropuerto, saben dónde está, lo tienen, pero no me lo quisieron dar. Dicen que los destruyeron, pero no les creo porque un norteamericano no puede ir a Siria o a Irak, menos a Afganistán. Tal vez sea por eso”, explicó Said, quien debió mover cielo, mar y tierra para gestionar su nuevo pasaporte.
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“Primero fui a la cancillería chilena, ellos se comunicaron con migraciones. Me dijeron que saliera con pasaporte chileno, pero yo entré con el de Estados Unidos desde Chicago. Era un tremendo rollo. Tuve que contratar a un abogado palestino para que me ayudara con la declaración de la pérdida. Esto costó mil dólares. Y la semana pasada hice la peregrinación más grande de los judíos ortodoxos en Monte Merón. Fui el único periodista internacional grabando ahí. Te daban vino y me puse a tomar para sacar fuerzas. Allí conocí a un jefe de seguridad que casualmente trabajaba en la embajada de Estados Unidos. Él habló con un agente consular. Lo que se demoraría una semana tardó 24 horas”, contó.
“Sí (fue un verdadero milagro), pero me lo dieron por sólo seis meses como castigo por haberlo perdido tres veces, aunque yo contaba sólo dos. No puedo renovarlo dentro de nueve meses. Lo he pasado muy mal. Hace mucho que no lo pasaba tan horrible”, finalizó.