Es obvio que en invierno hace mucho frío, pero, aunque todos nos preparamos para soportarlo sin mayores dificultades, es evidente que necesitamos ayuda para superar la contingencia, a la espera de días más cálidos. Ahora bien, esa ayuda puede llegar de diferentes formas, pero todas apuntan al mismo objetivo: sufrir lo menos posible.
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El frío es más intenso en las noches, eso es cosa sabida. Por eso las personas toman sus precauciones para transformar en algo más agradable el acostarse con bajas temperaturas confabulando para ello. Algunos usan sábanas de polar y otros los siempre bien valorados calienta camas.
Para el resto del día también existen soluciones: el aire acondicionado y los consabidos calefactores. Últimamente han ganado mucho terreno las estufas a pellets. De hecho, en el sur de nuestro país están reemplazando rápidamente a las que utilizan leña, considerada muy contaminante, pero hay de todo tipo, estufas a gas, eléctricas o las que usan parafina.
En relación a las que usan gas, la ventaja que tienen es que los balones, normalmente de 5, 11 y 15 kilos, son fácil de obtener, ya que hay varias empresas que se encargan de su distribución a domicilio.
Al cabo, todo depende de cuál es la opción de cada quien. Si prioriza la menor contaminación, si opta por lo más barato. O bien, dependiendo del espacio donde se quiere instalar.
De acuerdo a los estudios al respecto, las estufas a parafina son baratas y su consumo de combustible es fácil de controlar, pero es necesario rellenarlas cada cierto tiempo y existen riesgos de quemaduras en algunos modelos. Requieren mantención y cambio de mecha para limitar la contaminación intradomiciliaria por material particulado, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Se pueden utilizar en lugares con buena ventilación, pero no son aconsejables para dormitorios.
El sistema de gas licuado es barato y su consumo de combustible es fácil de controlar. Poseen un gran poder calorífico, aunque es preferible instalarlas en lugares con buena ventilación, como living y comedor, pero no son adecuadas para dormitorios.
También están las que funcionan con pellets de madera. Al igual que la leña, el pellet es un combustible barato, de gran capacidad calórica, pero a diferencia de la leña produce mucho menos emisiones contaminantes. Estos pequeños cilindros están compuestos de aserrín comprimido con muy baja humedad. Son cómodos y fáciles de usar.
Con el advenimiento de este sistema de calefacción han surgido también con la misma celeridad las empresas que se dedican a su comercialización.
De acuerdo a la información que hay al respecto, para calentar un espacio de unos 70 metros cuadrados se necesitará aproximadamente un kilo por cada hora que pase encendida la estufa, lo que equivaldría a unos ocho kilos diarios y unos 240 mensuales si está encendida durante ocho horas al día.
Finalmente, las opciones son tan variadas como lo son los requerimientos de cada persona. Lo importante es que todos los tipos de estufas nos ayudan a combatir eficazmente el frío, que es, por cierto, el verdadero enemigo.