La participante de Tierra Brava, Pamela Díaz, tuvo un día para la historia según se pudo ver en el último capítulo. Su equipo perdió la prueba, se trenzó en una fuerte discusión con su amiga Botota y terminó a punto de desmayarse, totalmente descompensada. Todo, en un par de horas.
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El mal momento de Pamela ocurrió luego que el grupo verde, liderado por Luis Mateucci, resultaron ganadores de la semana, por lo que comenzaron los conflictos al interior de los rojos.
Esto, porque Botota, quien no compitió, pidió ser nominada por Fabio, pero, ante la negativa, comenzó a despotricar y se enfrascó en una discusión con La Fiera.
“Amiga para, no te pongai pesá”, le decía Pamela, pero Botota andaba con la rabia a flor de piel.
“Pamela, tú no te metas”, le gritó, provocando la respuesta enojada de Díaz.
“Me voy a meter cuando yo quiero. Si te lo digo es porque te quiero, así que corta la hue…tú no mandas acá, lo va a elegir el capitán”, le reprochó.
Posteriormente, le volvió a gritar, ante los reclamos que realizaba José Miguel Navarrete con sus demás compañeros.
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“¡Botota, para la hue... podís cortarla. Te lo han dicho diez veces. Ándate del equipo entonces, no seai mala leche!”, le lanzó sin filtro.
Y eso, fue solo el comienzo, puesto que tras la discusión, Díaz se descompensó cuando la animadora Karla Constant hablaba con el equipo rojo.
Pamela Díaz se descompensó en Tierra Brava
Pamela salió por un rato del campo de juego producto de las náuseas, teniendo que ser atendida por un equipo médico debido a la fuerte agitación que tenía.
“No podía respirar, me empecé a ahogar. Lo empecé a ver todo amarillo. Vengo muy estresada, no paré de entrenar ni de trabajar”, le contó después a su amigo Arturo Longton.
Una vez que se reincorporó a la conversación con Karla Constant, volvieron los alegatos entre Botota y Pamela, mientras Chama lloraba porque no se sentía apoyada.
“Pamela, llevas aquí tres días, aquí nadie es protagonista”, reclamó el transformista.
Tras ello, cuando iban de regreso a la casa, continuaron discutiendo y haciéndose callar mutuamente, demostrando los ánimos caldeados que dejó la derrota.
