Durante el más reciente capítulo de “Podemos Hablar”, Carolina Molina se sinceró tras vivir reiterados episodios de violencia de parte de su pareja.
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En el diálogo con Julio César Rodríguez, “La Rancherita” dio detalles de cómo ha vivido este tiempo bajo el alero de amenazas y amedrentamientos.
“Esto ya era un hostigamiento constante, que obviamente puse en manos de la justicia desde el día uno y lamentablemente tuve que recurrir a esta herramienta pública, porque ¿cuántas mujeres están viviendo lo mismo? En esta ocasión tenía que hacerlo”, relató de entrada.
En este contexto, es donde la cantante habló sobre el último episodio, en donde su auto fue vandalizado en un centro comercial.
“Yo pensaba que podía ser cualquier persona, porque el auto es llamativo o la envidia que dicen que hay, a pesar que yo sé que la gente me quiere mucho y siempre he sentido ese cariño. Esta vez obviamente lo atribuí a quien me ha agredido, amedrentado y amenazado por años, a pesar que él ha dicho que tiene una vida feliz, pero parece que no”, comentó, enfatizando que este sujeto está “obsesionado con ella” por eso lo asoció como culpable de este hecho.
“No son solamente los ataques a mi auto, son las cosas que hizo el día que terminé con él por agresiones, por golpes físicos, por agresiones verbales, por agresiones psicológicas”.
¿Cómo comenzó todo?
Según las palabras de la artista en el programa nocturno de CHV, el conflicto comenzó cuando terminó su vínculo con el hombre, en donde inició “una campaña de desprestigio”.
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“Él toma posesión de mi teléfono completo, en la PDI me dijeron que tenía una app para hackearlo y él se quedó con todo el contenido del celular, incluidas las contraseñas, hasta la Claveúnica y desde ahí he tenido que ir con el tiempo adelantándome a las jugadas que hace”.
“He tenido que estar en todas partes preguntando si le habrá llegado a alguien un correo o mensaje de mi parte, que en realidad lo hace él, los mandaba obviamente desde mis cuentas personales, que él tenía en su poder”, agregó.
Eso sí, comentó que no solo se quedó en la denuncias mediante las redes sociales, sino que la situación está siendo manejada por la justicia.
“Las demandas están desde usurpación de identidad, extorsión con material sexual, que yo jamás le proporcioné, cibercrimen, con el hackeo de mi teléfono, amenazas reiterativas, amedrentamiento, acoso y persecución”.
Asimismo, afirmó que sí pudo tener acceso a las cámaras del centro comercial y pudieron afirmar que la persona que atacó su auto era su expareja.
“Si no hubiese gritado públicamente, el mall nunca hubiese proporcionado las cámaras. Lo injusto de todo esto fue, que desde el día uno, empecé a exigir las cámaras y que las entregarán a la Fiscalía, cuando hice la denuncia y no pasó”, sentenció.