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La “niña del napalm” curó sus heridas del alma y bloquea el trauma de Vietnam para ayudar a los refugiados de la guerra

Thim Phuc trabaja hoy a favor de los inmigrantes, a 50 años de la fotografía que impactó al mundo. La mujer superó sus terribles heridas del bombardeo en Vietnam y hoy la fundación que conduce entrega asistencia humanitaria a las víctimas de las guerras.

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La Niña del Napalm corresponde a una icónica e impactante imagen de la guerra de Vietnam que convirtió a su protagonista en personaje histórico de un episodio aborrecible de la humanidad. Phan Thj Kim Phuc era la pequeña que aparece llorando, desnuda y con la piel en llagas, en la famosa foto de un ataque con napalm en junio de 1972 y que hoy trabaja a favor de los refugiados en el mundo.

Esa mujer que superó los traumas aunque no las heridas de ese bombardeo, acompañó hace poco a 236 refugiados de la guerra de Ucrania en un vuelo a Canadá. El avión del operativo llevaba impresa en su fuselaje aquella foto que le valió el premio Pulitzer al fotógrafo Nick Ut de la agencia AP. Ese terrible testimonio gráfico mostraba los horrores del genocidio de Vietnam y convirtió a Kim Phuc en un ícono a pesar de nunca haberlo pedido. Ella se radicó en Canadá en la década de 1990 y luego creó Kim Foundation International, que ofrece asistencia médica y sicológica a niños afectados por los conflictos bélicos.

Cambio de piel y de historia

Cincuenta años después la mujer recibió su último tratamiento de la piel con un experto en quemaduras, al que llegó por gestión del fotógrafo. Phuc pasó más de un año en el hospital y ha vivido con dolor continuo y movimiento limitado. Tras su duodécima y última ronda de tratamiento con láser en el Instituto de Dermatología de Miami, confesó que “tanto tiempo pensé que no tendría más cicatrices, ni más dolor cuando estuviera en el cielo. Pero ahora ¡esto es el cielo en la tierra para mí!”.

Con traumas y tendencias suicidas, durante mucho tiempo ella odió la foto por congelar su sufrimiento, pero Phuc ahora desea que todos sepan “vivir con amor, esperanza y perdón, y si todos pueden aprender a vivir así, no necesitamos la guerra en absoluto”.

Al fin, con 59 años y un sufrimiento casi eterno, aquella entonces “niña del Napalm” que estremeció al mundo reflejando el espanto de Vietnam, hoy reniega de esos dolores y proclama que “no soy víctima de la guerra, sino una superviviente. Siento que hace 50 años fui víctima de la guerra, pero 50 años después, era una amiga, una ayudante, una madre, una abuela y una sobreviviente que clama por la paz”…


—  “No soy una víctima de la guerra, sino una superviviente. Siento que hace 50 años lo fui, pero hoy soy una amiga, una ayudante, una madre y una sobreviviente que clama por la paz”.

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