Cómo proteger tu identidad en un mundo digital

Hoy más que nunca es importante adoptar buenas prácticas de seguridad digital para proteger tu identidad en un entorno donde los riesgos crecen cada día.

Las redes sociales, y el ciberespacio en general, se han convertido en una extensión de la vida cotidiana. Son el lugar donde se comparten momentos, opiniones, intereses y datos personales.

Sin embargo, esta conectividad y la exposición de tanta información abren la puerta a múltiples amenazas: desde campañas de phishing que suplantan marcas reconocidas, hasta el robo de cuentas de influencers para distribuir malware. Es un hecho que los cibercriminales han perfeccionado sus métodos para engañar y vulnerar a los usuarios.

En este contexto, los menores de edad, los adultos mayores y los creadores de contenido se encuentran entre los grupos más vulnerables. Ya sea por compartir información personal sin medir las consecuencias, confiar en aplicaciones y enlaces que pueden comprometer su seguridad o por estar menos familiarizados con las dinámicas digitales y los riesgos asociados, los convierte en blancos frecuentes de cibercriminales que se aprovechan de estas condiciones.

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Al respecto, Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, comenta que “así como los cibercriminales perfeccionan constantemente sus métodos, es fundamental que los usuarios desarrollen una mayor conciencia sobre la protección de sus cuentas. En ellas se almacena y comparte información personal, profesional y emocional que, si cae en manos malintencionadas, puede ser utilizada para manipular, extorsionar o dañar nuestra reputación”.

LAS CLAVES

La identidad digital posee una serie de características que han sido identificadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con el objetivo de poder definir mejor este concepto y comprender su dimensión:

• Es social: se construye navegando por las redes sociales a partir del reconocimiento de los demás, sin comprobar si es real o no.

• Es subjetiva: depende de cómo el resto de usuarios perciban a esa persona a través de sus informaciones.

• Es valiosa: por ejemplo, muchas veces se investiga la información disponible de un/a candidato/a en redes sociales por parte de las empresas para tomar decisiones.

• Es indirecta: no permite conocer a la persona directamente, sino únicamente por medio de lo publicado en el ámbito virtual.

• Es compuesta: se construye a través de las aportaciones de la misma persona y de las que hacen otras personas, y esto se relaciona con la reputación online.

• Es real: nuestra información digital puede producir efectos positivos y negativos en el mundo real.

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• Es contextual: la divulgación de información en un contexto erróneo puede tener un impacto negativo en nuestra identidad digital.

• Es dinámica: siempre está en constante cambio o modificación.

BUENAS PRÁCTICAS

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1. Configurar la privacidad de los perfiles: limitar quién puede ver las publicaciones, enviar mensajes o etiquetar. Un perfil más cerrado reduce la exposición a amenazas externas.

2. Activar la autenticación en dos pasos: este mecanismo añade una capa extra de seguridad que puede evitar accesos no autorizados incluso si la contraseña ha sido comprometida.

3. Desconfiar de enlaces y mensajes sospechosos: muchos ataques comienzan con un simple clic. Verificar siempre la fuente antes de abrir enlaces, incluso si provienen de contactos conocidos.

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4. Evitar compartir información sensible: datos como direcciones, ubicación en tiempo real o rutinas diarias pueden ser utilizados para suplantar o rastrear a alguien.

5. Utilizar contraseñas robustas y únicas: no repetir contraseñas entre plataformas. Un gestor de contraseñas puede ayudar a mantenerlas seguras y organizadas.

6. Cuidado con las aplicaciones de terceros: algunas apps que prometen filtros, estadísticas o seguidores pueden acceder a información personal o incluso tomar control de la cuenta.

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7. Educar y acompañar a los menores: los adolescentes son especialmente vulnerables a los riesgos en línea. Es fundamental hablar con ellos sobre seguridad digital y establecer límites claros.

8. Reportar contenido inapropiado o sospechoso: las plataformas ofrecen herramientas para denunciar publicaciones, perfiles o mensajes que infrinjan las normas o representen un riesgo.

9. No usar redes wi-fi desprotegidas o públicas: las redes wi-fi gratuitas, que ofrecen en bares, restaurantes o cafeterías, o las redes wi-fi públicas no suelen tener cifrado WPA o WEP, con lo cual no son seguras.

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10. Repasar los permisos y las políticas de privacidad: todas las redes sociales que usas tienen su política de privacidad, y todas te permiten que controles lo que quieres que se publique sobre ti.

Fuentes: ESET, OCDE y Signaturit.

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