Estilo de Vida

¿Cuánto se hace el cambio de hora? Tener menos hora en las mañanas y más en las tardes puede generar varias consecuencias en la salud

En los próximos días, Chile volverá al horario de verano, impactando más de lo que se cree en la salud individual y colectiva de las personas.

El sábado 6 de septiembre hay que cambiar la hora al horario de verano
El sábado 6 de septiembre hay que cambiar la hora al horario de verano (stevanovicigor/iStockphoto)

A medianoche del próximo sábado 6 de septiembre, los chilenos tendrán que volver a cambiar los relojes para pasar al horario de verano.

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En concreto, habrá que adelantar los relojes en una hora, una medida que busca aprovechar la luz natural en las tardes, pero lo a costa de tener menos luz en las mañanas, horario en que la mayoría de las personas se despierta para comenzar su jornada, una alteración que aparentemente es simple, pero que tiene consecuencias importantes para la salud individual y colectiva.

Desde el punto de vista de la biología, el cambio de hora representa una desincronización entre nuestro reloj interno y el reloj social. Es decir, se obliga al cuerpo a funcionar en un horario que no está alineado con las señales naturales del ambiente, en especial con la luz solar, que es uno de los principales sincronizadores de nuestros ritmos circadianos. Esta situación puede derivar en una serie de alteraciones fisiológicas, específicamente durante las primeras semanas posteriores al cambio.

Qué dicen los expertos

Luis Larrondo, director del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio), explicó que cuando se fuerza al organismo a despertarse en condiciones de oscuridad se genera un “jet lag social”, en el que el cuerpo aún no está biológicamente preparado para iniciar sus funciones diarias.

Este desajuste puede manifestarse como fatiga, dificultades para conciliar el sueño, irritabilidad, disminución del rendimiento académico y laboral, episodios de ansiedad e incluso un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, y una mayor propención a accidentes de tránsito.

Aunque el cambio de hora ocurre solo dos veces al año, sus efectos no son menores, y su impacto es particularmente fuerte durante el paso al horario de verano, ya que implica adelantar artificialmente la hora de despertar, desalineándola con la salida natural del sol.

Frente a este escenario, desde la comunidad científica se ha reiterado durante años que la mejor opción para la salud de la población es eliminar los cambios de hora y mantener un régimen único durante todo el año. Ese horario debiese ser el llamado horario estándar o “de invierno”, ya que es el que mejor respeta el funcionamiento del reloj biológico humano al permitir que la mayoría de las personas despierte con luz natural, lo cual facilita la transición entre el sueño y la vigilia y promueve un mejor funcionamiento fisiológico.

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Aunque existen recomendaciones que pueden ayudar a mitigar en parte los efectos del cambio -como mantener una rutina de sueño regular, reducir el uso de pantallas antes de dormir y priorizar la exposición a luz natural por las mañanas-, Larrondo insiste en que estas son medidas paliativas frente a una política que ya debiese ser reevaluada.

Por ello, el especialista del iBio hace un llamado a retomar un debate informado y serio, donde participen los actores relevantes y donde la ciencia tenga un rol protagónico.

Solo así se podrán construir políticas públicas que estén realmente alineadas con las necesidades del bienestar colectivo y el conocimiento científico disponible”, aseguró, agregando que “a todos les resultaría chocante una regulación que determinara que la entrada a los colegios es a las 7, y no a las 8 AM. Parte de los argumentos para estar en contra sería que habría que levantarse a oscuras, y que los niños estarían más dormidos que despiertos. Bueno, con el cambio al horario de verano, sobretodo al hacerlo en estas fechas, es exactamente lo que estamos haciendo: forzar a los más pequeños a llegar somnolientos a clases”.

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