Una violenta encerrona sufrió la esposa y la hija mayor de Bombo Fica la madrugada del sábado, las cuales fueron ayudadas por una conductora que pasaba por el sector, en avenida Departamental con Exequiel Fernández frente al Estadio Monumental.
PUBLICIDAD
Se trata de Pamela Villarroel, quien tras juntarse con una amiga, decidió ir a dejarla a su casa. Y cuando se dirigía de vuelta a su domicilio en la comuna de La Florida, se percató de lo sucedido.
“Cuando manejaba de vuelta para mi casa por Departamental me tocó una luz roja y a lo lejos vi algo extraño, varios vehículos parados y personas alrededor. Pensé que podría ser una pelea, pero luego partieron todos los autos muy rápido. El semáforo cambió a verde y cuando me iba acercando noté que había unas mujeres levantando sus brazos como pidiendo ayuda. Me llamó la atención que los vehículos pasaran sin hacer nada”, relató a LUN.
Tras detenerse, una señora que tenía sangre en la cabeza le pidió por favor que las ayudara, porque le habían robado el automóvil.
“Las hice subir. Como estaban muy nerviosas y asustadas les dije que trataran de respirar profundamente, para ver si se calmaban, y que gracias a Dios estaban con vida. Después decidimos ir a una clínica”, expresó.
“La mujer que sangraba se sentó en el asiento del copiloto, le pasé toallitas húmedas para que se limpiara y no era capaz de hacerlo. Luego me pidió que le prestara mi teléfono para hacer una llamada, pero tampoco pudo marcar así que le dije que me devolviera el celular y me dictara el número”, afirmó.
Tras esto, indicó que “llegamos a la clínica y después de entrar a urgencias me quedé esperando unos 20 minutos porque quería saber cómo estaba. Lamentablemente, no pude esperar más porque tenía que ir a buscar a mi hija a la casa de su papá”.
PUBLICIDAD
La conversación por teléfono
Villarroel llamó el sábado en la mañana al número que quedó registrado en su teléfono, pero no contestaron.
“Dejé pasar un par de horas, llamé de nuevo y ahí me respondió un señor, supongo que era Bombo Fica. Es que recién en la tarde me enteré que era su señora a la que le habían robado el auto”, añadió.
“Me dijo que su esposa quería hablar conmigo y se le escuchaba muy afectada. Decía un par de cosas y se ponía a llorar. Me dio las gracias varias veces por haberme detenido a ayudarla y también me dijo que era su angelito”, afirmó.
Finalmente, fue consultada si cuando se dio cuenta de lo ocurrido, de inmediato pensó en parar a ayudar o si tuvo dudas.
“Ayer le conté todo lo que pasó a un compañero de trabajo y me preguntó si se me había pasado por la cabeza que era algo así como un montaje, tal vez para robarme a mi. Yo le contesté que de inmediato pensé en detenerme, no sé si por intuición, observación o también solidaridad con otras mujeres”, remató.
