Magdalena Andersson ya está incorporada a los libros de la historia sociopolítica de Suecia. La primera ministra de ese país, que actualmente acoge a cerca de 45 mil chilenos, protagonizó un inédito episodio: en apenas una semana, el Parlamento sueco la eligió como la primera mujer que llegaba a ser la Premier de esa nación, pero la vio dimitir siete horas después en medio de un quiebre político por desacuerdo de los partidos y le restituyó su cargo tras una segunda votación.
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La salida de Stefan Lofven, quien condujo un gobierno socialdemócrata-verde desde 2014, motivó una elección conflictiva que finalmente terminó por convertir a Suecia en el último país nórdico en elegir a una mujer como primer ministra.
Lo más paradójico, en rigor, es que esa crisis inesperada de una democracia ejemplar se produce precisamente cuando los suecos celebran los cien años desde que las mujeres obtuvieron su derecho al voto. Sin embargo, Andersson ya tomó el mando a despecho de un parlamento fragmentado que, sin dudas, le hará compleja la tarea de gobernar.
Rompió un “techo de cristal”
Vocera de los socialdemócratas desde 2012, fue ministra de Finanzas durante el gobierno de Stefan Lofven desde 2014 y, previo a ser diputada, brilló como campeona juvenil de natación en la ciudad universitaria de Uppsala, trabajó como asesora política y ocupó un cargo de alto nivel en la Agencia Tributaria de Suecia.
Apenas resuelto el impasse de siete horas, Andersson tomó el control y ahora promete impulsar el gasto social y limitar la privatización de escuelas, atención médica y hogares de ancianos, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir la delincuencia y la segregación en Suecia.
“Como todos los gobiernos minoritarios, buscaremos la cooperación con otros partidos en el Parlamento, y veo buenas oportunidades para hacerlo”, afirmó ilusionada al asumir. Mientras tanto, su colega del Partido del Centro, Annie Loof, evidenció su orgullo porque la elección de Andersson “significa tanto para muchas niñas y mujeres por haber roto un techo de cristal”. Al fin, asimilada por muchos al estilo enérgico de Angela Merkel, Magdalena ya tiene las llaves políticas del reino de las tres coronas...