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Viruela del Mono: ¿Qué es y qué se debe hacer para evitar esta patología?

Este lunes, el Minsal informó la detección del segundo caso de esta enfermedad en Chile

Como si ya no hubiera suficiente preocupación sanitaria por los dos años y medio de pandemia de coronavirus en el mundo, ahora hay otra enfermedad que asusta y es traspasada desde animales a seres humanos, lo que es denominado zoonosis.

Es la “Viruela del mono”, conocida desde hace años, pero que resurgió con un caso detectado en el Reino Unido el pasado 7 de mayo.

Sus síntomas incluyen fiebre y lesiones cutáneas, como la viruela común, y su letalidad sería del 1%.

Ya se han detectado varios casos en diversas latitudes, y en Chile ya se han detectado dos casos. El primero fue informado por el Minsal el 17 de junio, tratándose de un adulto joven de la región Metropolitana -con antecedentes de viaje a Europa- y que presentó síntomas de manchas en la piel, lesiones vesiculadas, costras, entre otros.

El segundo de ellos se informó el lunes 20 de junio, tratándose de un caso encontrado en la región de La Araucanía, de una persona también con antecedentes de haber viajado al viejo continente.

La doctora Claudia Cortés, infectóloga de la Universidad de Chile, indicó que “la “Viruela del mono” tiene una transmisión y una mortalidad significativamente más bajas que las de la viruela. Y su virus fue aislado por primera vez en los años cincuenta del siglo pasado, en una colonia de monos enfermos”.

La especialista añadió que “esta patología fue identificada por primera vez como una enfermedad en humanos en los años setenta en la República Democrática del Congo (exZaire), en África. Antes fueron descritos casos en las selvas tropicales de África Occidental y Central, y en personas expuestas a animales del bosque, como monos, roedores y ardillas”.

La doctora Cortés recalcó que “es poco transmisible de humano a humano, pues requiera de exposición prolongada. Y la mayoría de los casos son leves o incluso asintomáticos. De hecho, con acceso a una buena atención de salud no se reportan fallecidos, como ocurrió en un brote de 2003 en Estados Unidos, el primero en el hemisferio occidental”.

Luchando contra la zoonosis

La directora del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Andrés Bello, Paloma Moreno, explicó que “la zoonosis, que tiene ejemplos como el covid-19 y ahora la “Viruela del mono”, tiene una alta incidencia en la salud humana. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal, OIE, el 60% de los agentes patógenos que causan enfermedades en las personas provienen de animales domésticos o silvestres. Y el 75% de los agentes patógenos humanos emergentes son de origen animal.

Por ello la veterinaria sostuvo que “hay que preocuparse mucho más de las mascotas, para prevenir y tratar las distintas enfermedades de ellas y evitar traspasos a sus dueños, los que pueden causar trastornos severos. Se estima que hoy ocho de cada diez chilenos tiene al menos una mascota, una tendencia mundial que ha aumentado por la pandemia”.

Paloma Moreno precisó que “el arma principal contra la zoonosis es la educación. Aquí entra en juego el concepto “Una Salud”: la que reúne la salud de los animales, la salud de los humanos y la salud del medioambiente. Si somos conscientes de ellas, podríamos evitar la aparición de nuevas enfermedades, como el coronavirus”.

Cómo pasa desde animales y entre personas

La Organización Mundial de la Salud, OMS, informó que si bien no hay un tratamiento ni una vacuna específicos contra la “Viruela del mono”, la inmunización previa contra la viruela común ha resultado muy eficaz para prevenir esta modalidad animal.

En los casos iniciales, la infección fue por contacto directo con sangre, líquidos corporales, lesiones de la piel o mucosidad de animales infectados. Y un posible factor de riesgo es la inadecuada cocción de la carne de animales infectados.

La transmisión secundaria, de persona a persona, puede darse por contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias o lesiones cutáneas de un enfermo. O bien debido a contacto con objetos contaminados recientemente con los fluidos del paciente o materiales de la lesión. Y también puede darse a través de la placenta.

El periodo de incubación -o sea, el intervalo entre la infección y la aparición de síntomas- suele ser de seis a 16 días, aunque puede variar entre cinco y 21 días.

En su primer periodo, la infección deja al enfermo con fiebre, cefalea, inflamación de los ganglios linfáticos, dolores lumbares y musculares, y falta de energía.

Sigue la erupción cutánea, primero en el rostro y luego en el resto del cuerpo. Especialmente son afectadas las palmas de las manos y las plantas de los pies, y la eliminación de las costras puede tardar hasta tres semanas.

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