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Qué debemos esperar para la temporada de calor

Las olas de calor e incendios forestales en Europa y Estados Unidos son una muestra de lo que podríamos vivir, dado que en Chile sufrimos desde hace años una larga megasequía que se combina con aumentos de la temperatura.

Las olas de calor que afectan a Europa y a Estados, y que junto a la acción humana tienen lleno de incendios forestales a varios países del Viejo Continente y a California, hacen que surjan de inmediato los temores respecto de que podamos vivir lo mismo en pocos meses más en el Hemisferio Sur.

Y de acuerdo a lo que indica la ciencia, no es errado pensar que debemos estar preparados para escenarios de ese estilo, aunque quizás no tan potentes como los europeos.

“En Chile, las olas de calor han aumentado en intensidad, frecuencia y duración. Y aunque en la Región Metropolitana no hemos llegado a 40º, si hemos tenido 39º en algunas estaciones de monitoreo de la Dirección Meteorológica (DMC). Por eso lo más probable es que en algún momento de esta década superemos los 40°. Pero lo que nos favorece es la acción moderadora del Océano Pacífico, del que ingresa aire al territorio cuando la temperatura se eleva”, dice Claudia Santibáñez, directora de Ingeniería en Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Mayor.

Coincide con lo anterior el doctor Claudio Azat, director del Centro de Investigación para la Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello.

“Temperaturas de 40º habrá en Santiago. No sé si en el próximo verano o en dos o tres años más. Eso ocurrirá sí o sí, pues se vincula con el cambio climático, que se produce por el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. La temperatura a nivel mundial seguirá subiendo, por eso la proyección catastrófica está cada vez más carca. Lo que se pelea ahora a nivel COP es que las emisiones sean reducidas un poco. Una meta tan ambiciosa como la carbono neutralidad es recién para 2050″.

Claudia Santibáñez añade que “las autoridades están conscientes del problema, pero más allá del Gobierno de turno no han tomado con urgencia las medidas requeridas. Esto va más allá del color político, pero lamentablemente se busca mostrar resultados en el propio y corto periodo. No se planifica a mediano o largo plazo”.

Y Claudio Azat enfatiza en que “la mezcla de veranos más calurosos y años menos lluviosos aumenta el riesgo de sufrir incendios forestales. Además, hay mucha incertidumbre, independiente de la evidente megasequía que nos afecta desde hace años. Para 2022 fue pronosticado un invierno seco, pero un par de recientes eventos anómalos de lluvia y nieve cambian lo que se había pensado”.

EL DRAMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático se refiere a las modificaciones a largo plazo de las temperaturas y de los patrones climáticos. Y puede producirse por causas naturales, como variaciones del ciclo solar.

Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas son su principal motor, debido a la quema de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas, lo que genera emisiones de gases de efecto invernadero. Ello actúa como una manta que envuelve al planeta, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas.

La ONU advierte que “la temperatura de la Tierra es ahora 1,1º más elevada que a fines del siglo XIX” y que “la década 2011-2020 fue la más cálida registrada”.

Y añade que “el aumento de la temperatura es solo el principio, pues como la Tierra es un sistema en el que todo está conectado, los cambios de una zona pueden influir en los cambios de todas las demás”.

Por eso es más común cada vez observar sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo en los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.

Según la ONU, “limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5º ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable”. Pero para fines de este siglo se prevé llegar a 3,2º.

COMO SE HA PREPARADO LA CONAF

La Corporación Nacional Forestal ha aumentado su planificación y recursos, pero sigue apelando a la conciencia humana para evitar los incendios forestales.

En ese organismo dicen que fueron muchas las enseñanzas que sacaron de los megaincendios de fines de 2016 y comienzos de 2017.

“Siempre estamos mirando lo que pasa en el Hemisferio Norte, así como ellos nos ven cuando estamos en nuestra época de calor. Y aprendimos mucho de lo que pasó hace años”, declara Pablo Lobos, gerente de Protección contra Incendios Forestales de la Conaf.

“Ahora tenemos nuestro propio sistema de pronósticos, a corto, mediano y largo plazo, apoyado por modelos internacionales y por proyecciones de la NASA y de la DMC. Ese sistema nos permite establecer una planificación detallada de los recursos y de las zonas que pueden ser más afectadas”, añade.

Pablo Lobos precisa que “los pronósticos a seis meses indican que la temporada que viene será compleja, pues las temperaturas estarán sobre el promedio y las precipitaciones irán a la baja en los últimos meses de 2022″.

El representante de la Conaf recalca que cuentan con más recursos aéreos y terrestres (“...ya hay compromisos y contratos para traer de nuevo aviones Supertanker si fuera necesario”, precisa), que han capacitado al personal y que se han coordinado con empresas y con entidades oficiales.

“Pero aunque tengamos a miles de personas y muchos aviones y vehículos trabajando, si la gente sigue sin tener conciencia de que los incendios forestales son siempre causados por humanos, no terminará el problema”.

“Por eso nos hemos centrado mucho en la educación y en entregar información. Hacemos esa tarea en escuelas para que los niños transmitan en sus casas lo que les decimos. También nos enfocamos en empresas agrícolas y forestales, y en quienes viven en zonas de riesgo”.

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