La base de los proyectos del actual Gobierno es la Reforma Tributaria, presentada por el Presidente Gabriel Boric el viernes 1 de julio.
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Una reforma que es la base para financiar los denominados “derechos sociales”, y sobre la que el Primer Mandatario dijo en su mensaje de Cuenta Pública al Congreso en Valparaíso del miércoles 1 de junio que “buscará generar mayores recursos para cumplir con nuestros compromisos con el país, así como estructurar un sistema tributario más justo y transparente”.
[ Los riesgos de la ambiciosa Reforma Tributaria, una política clave del GobiernoOpens in new window ]
La meta inicial era recaudar en cuatro años un 4,1% del Producto Interno Bruto, PIB, es decir, doce mil millones de dólares.
Pero diversas indicaciones bajaron lo estimado al 3,6% del PIB, ante lo cual el ministro de Hacienda, Mario Marcel, explicó que la caída será compensada con mayores inversiones.
Sin embargo, algunos expertos han dicho que si se llega al 2% del PIB “sería un milagro”.
Es que la Reforma Tributaria se da en un marco de gran estrechez económica, con una recesión anunciada para 2023 y el pronóstico del Fondo Monetario Internacional de que Chile tendrá el año que viene el peor desempeño en Latinoamérica, con una contracción del 1%.
LOS CONTRAS EN ESTE MOMENTO
“No conozco un país del mundo en el que se trate de hacer una Reforma Tributaria en medio de una recesión. Eso no está en mis anales... La discusión se dará con bajo crecimiento o bien negativo. Nada sacamos con hablar de derechos sociales sin financiamiento”, declaró ayer el economista Alejandro Alarcón, de la Universidad de Chile, en un webinar de la empresa TopRock.
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“Las reformas tributarias han sido muy malas. Por ejemplo, la de la Presidenta Michele Bachelet (en su segundo periodo) pretendía recaudar diez mil millones de dólares, y llegó a menos de la mitad porque en sus años la inversión cayó”.
“Y hay que entender que cuando disminuye la inversión baja la recaudación porque no hay crecimiento”, añadió el especialista.
Según Alejandro Alarcón, lo esencial ahora es centrarse en la inflación, a la que calificó como “un problema fuera de control”.
“Está cercana al 14% en doce meses de corrido y según mis cálculos nos encontramos muy lejos de llegar al rango meta (del 3% anual), en un contexto de recesión que en 2023 hará caer a la economía, lo que tendrá como principal consecuencia el aumento del desempleo”.
El economista y académico precisó que “en 2023 enfrentaremos un escenario muy complejo y el Gobierno tendrá grandes desafíos... La inflación es un impuesto que rebaja los ingresos de las familias, por lo que en definitiva cada mes la gente termina comiendo menos”.
TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE
También desde la academia, el exsubsecretario de Hacienda en el último periodo del Presidente Sebastián Piñera, Alejandro Weber, declaró que “la propuesta de un impuesto al patrimonio y el incremento a los impuestos a las ganancias de capital son muy complejas y podrían afectar la inversión y el crecimiento”.
“La pregunta concreta es si este es el mejor momento para avanzar en una Reforma Tributaria. Con el precio del dólar alto en el último tiempo, con un crecimiento a la baja y con una inflación alta, hay mucha incertidumbre que no afecta a los grandes inversionistas, sino que a la clase media y a los sectores más vulnerables”.
El hoy decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, complementó explicando que “una Reforma Tributaria profundiza la incertidumbre. Además, la proyección de recaudación a lo mejor no se logra si no son generadas medidas pro inversión y pro crecimiento”.
“Es claro que menos crecimiento y menos inversión significan menos empleo y menos recaudación para el Estado para poder implementar buenas políticas públicas”, cerró Alejandro Weber.