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Estudio estableció que el 80% de las mujeres ha sufrido violencia obstétrica o ginecológica

Se genera por malos tratos en consultas o durante el parto, según académico de la Universidad de Talca.

Muy grave es la situación que enfrenta la mayoría de las mujeres al momento de recibir atenciones obstétricas o ginecológicas, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Talca.

Un dato para preocuparse es que el develó una investigación de la Universidad de Talca. Es que  más de la mitad de las mujeres en Chile admite que ha sufrido algún tipo de violencia ginecológica.

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Y la lista de tales inconvenientes la integran comentarios inapropiados sobre sus cuerpos, tratos infantilizados y realización de procedimientos innecesarios, entre otras formas de concreción de tal práctica.

“El 80% de las mujeres, de un universo de más de cinco mil encuestadas, nos reconoció que en algún momento sufrió violencia obstétrica. Y el 67% habló de forma directa de violencia ginecológica, es decir, de afectaciones en mujeres que no necesariamente han gestado”, detalló el psicólogo y académico de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca, Manuel Cárdenas Castro.

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Según el especialista, estas situaciones responden a un tipo de violencia de género que va desde los malos tratos en adelante.

“Minimizar las situaciones, desconfiar de los síntomas, no creer o desvalorar cada experiencia, decir que exageran sus dolores, no dejarlas expresar su malestar y una serie de procedimientos en los que es manejado activamente el cuerpo de las mujeres, son parte de las acciones que sufren las pacientes”, explicó el especialista.

A través de un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT), el científico investigó esta temática que genera un serio problema de salud pública.

“Estas acciones causan desconfianza en el modelo de salud, uno de los efectos más relevantes a nivel sistémico. Pero a nivel de la vida de las mujeres, la violencia ginecológica es muy grave, porque ellas se entregan a una relación de confianza y de cuidado, en la que se ponen a disposición y esperan ayuda…. Y cuando les hacen daño, eso puede tener un efecto muy significativo, que puede llegar a un trauma”, advirtió el psicólogo.

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ESCASEZ DE CIFRAS

Y a pesar de la relevancia de este grave inconveniente, existen pocas cifras al respecto.

“Sabemos que se trata de un problema de salud pública muy importante, pero no se le ha dado la relevancia que tiene porque se desconocía su magnitud. Y debido a esta realidad, la primera parte de la indagación se orientó a generar una escala pionera a nivel nacional, porque al empezar el trabajo nos encontramos con que no existía algo para medir la violencia obstétrica ni ginecológica”, precisó el especialista.

Ello hizo que los realizadores del estudio construyeran instrumentos, basándose en la información disponible y en indicadores locales e internacionales, lo que es clave para captar de mejor forma el fenómeno.

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Además, Manuel Cárdenas Castro destacó el hecho de que efectuaron un estudio colaborativo, desarrollado desde hace tres años.

“Trabajamos desde metodologías activistas, lo que significa que nos vinculamos con agrupaciones de la sociedad civil que abordan el tema, casi todas las colectivas de mujeres”, añadió.

(GVA/Europa Press)

EXCESO DE CESÁREAS

Uno de los momentos específicos en los que se vive este tipo de agresiones es durante el parto, denominado violencia obstétrica.

“Desde la posición física, hasta la posición en la que se encuentra en términos de la jerarquía, la mujer se encuentra en una situación de mucha desventaja en el parto. Así tenemos un fenómeno de abuso perpetrado por personal de salud, dentro del sistema público y en extrasistema, que es muy común y está normalizado”, precisó Manuel Cárdenas Castro.

Otro ejemplo de ello son las altas cifras de nacimientos por cesárea que se realiza en el país, que se encuentran muy por sobre lo que recomiendan organismos internacionales.

“En la Región del Maule, por ejemplo, la cantidad de partos por cesárea son altísimos, más del 90% en clínicas privadas y más de un 56% en el sistema público. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud en la Declaración de Fortaleza de 1985 establecen que es recomendable de un 10% a un 15%”.

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En esa misma línea, el académico de la Universidad de Talca aseguró que hoy además se realizan otro tipo de prácticas que no están permitidas.

“Desde el 2008 en Chile está prohibido, por ejemplo, el uso de la maniobra de Kristeller, que consiste básicamente en pujar con el antebrazo para ayudar en el momento del expulsivo, lo que puede producir un desgarro importante en las mujeres”, precisó Manuel Cárdenas Castro.

PROPUESTA DE SOLUCIONES

Para terminar con los maltratos obstétrico o ginecológico, el académico Manuel Cárdenas Castro sostuvo que primero es fundamental establecer la existencia de este fenómeno en las atenciones de salud y además capacitar al personal que se desempeña en esa área.

“Es vital reconocer la existencia del fenómeno, para luego generar la idea de que no es aceptable. Viene después permitir que haya una forma de denuncia más amable para la mujer, pues hasta ahora existen plazos inadecuados y, por lo general, no repercuten en acciones punitivas hacia quien comete la violencia”, dijo el profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca.

En cuanto a los alumbramientos, el académico recalcó que es fundamental poner a las madres en el foco de la atención.

“Tras el parto muchas, las mujeres experimentan un sentimiento de que les ocurrió algo que no estaba bien. Saben que lo sucedido no fue como ellas querían y esperaban. Tienen consciencia de que en el fondo les arrebatan el parto, que se transforma en una experiencia en la que el médico, los hombres, tienen una centralidad que no tienen ni la mujer ni su bebé”.

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