La omnipotente Fifa siempre receló de aquellos países, y aplicó sanciones, donde el fútbol ha apelado a la Justicia ordinaria para resolver algún conflicto que, según su criterio, podía abordarse según las leyes del fútbol que emanan desde el Olimpo de Zurich. Y ahora podría ocurrir algo similar para la ANFP luego que un fallo histórico de la Corte Suprema ordenó al club Cobresal otorgar la libertad de acción a un promisorio jugador del subcampeón chileno.
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Se trata de un futbolista de la Sub 18 de Cobresal, de iniciales V.I.C.O., que debido a un cuadro de estrés emocional pidió al club su libertad de acción para retornar desde El Salvador a Santiago, lo que fue rechazado por la institución. De acuerdo a la versión de su defensa, el jugador estaba afectado de estrés y angustia a causa de la frustración que le provocaba entrenar en El Salvador –donde incluso alternó con el plantel superior-, sin contar con un contrato profesional ni la opción de emigrar a otro equipo.
“La situación del jugador era crítica desde lo psicológico. Que las divisiones inferiores de Cobresal jugaran de local en El Salvador teniendo las inferiores en Puente Alto significaba viajar 25 horas de ida y 25 de vuelta semana por medio, lo que tenía bastante afectado al jugador”, argumentó el abogado Gonzalo Bossart, quien presentó un recurso contra Cobresal por “el acto ilegal y arbitrario de negarle la carta de liberación como futbolista, pese a los problemas psicológicos y anímicos experimentados por el jugador”, según detalló a Adn.
Esas situaciones fueron “deteriorando la salud mental y psíquica del jugador, al punto de caer en un estado clínico que el club no quiso atender”, agrega la presentación. Según concluye el profesional, “los jugadores de ahora en adelante deben ser libres para moverse de un club a otro sin esperar la carta de liberación del club anterior. Esa normativa es errónea, atenta contra la Constitución y los tratados internacionales firmados por Chile”.
Otros episodios en que el fútbol profesional de un país acudió a instancias de la justicia ordinaria para solucionar conflictos significaron, a menudo, alguna sanción por parte del imperio de la FIFA, donde continúa siendo una ley sagrada –para los dirigentes- que “los problemas del fútbol sólo se arreglan dentro el fútbol”.