Un meme fue el que terminó destruyendo la autoestima de Chloë Grace Moretz, la actriz que el año 2016 fue fotografiada cargando dos cajas de pizza a la entrada de un hotel y se convirtió en motivo de burlas por sus “largas” piernas. Esto, porque la imagen fue retocada: le exageraron el largo de las piernas y le acortaron el abdomen, generando en ella el síndrome conocido como dismorfia corporal, la patología que genera una excesiva preocupación por la imagen corporal y que afecta principalmente el autoestima de los más jóvenes. “Todos se burlaban de mi cuerpo, me volví una reclusa”, confesó en una entrevista con Hunger Tv.
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La dismorfia corporal corresponde a un tipo de trastorno de salud mental en el que la persona percibe defectos en su apariencia física, que si bien, son levemente visibles a otras personas, casi imperceptibles, para ellos son exageradamente notables. Razón por la cual, deciden recluirse y evitar el contacto social o tomar decisiones más drásticas como una cirugía plástica.
Situación que para los médicos, no siempre es lo más aconsejable.
“Como cirujanos siempre evaluamos en conjunto con la persona y el médico si efectivamente es necesario hacer una intervención que ayude a mejorar un problema del cuerpo. Es válido que una persona quiera mejorar algún aspecto de su cuerpo para así mejorar su autoestima. Pero es distinto cuando se trata de una situación creada por la presión social sobre cómo la gente cree o espera que uno debe verse”, señaló Esteban Torres, cirujano plástico y director médico de la Clínica WAM Center.
Lo barato cuesta caro
El especialista, también reconoce que producto de los filtros y la excesiva “belleza” que se muestra en redes sociales, han aumentado las consultas de las personas por mejorar su aspecto físico, con ayuda del bisturí. Por este motivo, aconseja, sobre todo a los padres, informarse bien dónde sus hijos realizarán los procedimientos estéticos, puesto que como dice el refrán lo barato cuesta caro.
“Eventualmente por querer resolver de manera rápida y económica lo que el paciente cree que debe modificar, se puede encontrar con un médico que no tiene las competencias y que primero crea falsas expectativas y luego no cuenta con todos los elementos para dar seguridad a la hora de una intervención, por eso es fundamental acudir a un profesional con experiencia y respaldo institucional”, aconseja el especialista.
Aunque, por supuesto, lo primordial es una buena conversación de padre e hijo y fomentar el amor propio. Esa es la primera cirugía, aconseja el doctor.