Recientemente, académicos del Imperial College de Londres, Inglaterra, analizaron datos de 1.160 niños entre seis y once años del viejo continente, puntuando a los menores en una escala internacional de riqueza familiar, basada en diversos factores, como por ejemplo si el pequeño contaba con una habitación propia y el número de vehículos por hogar.
Según el estudio, publicado en Science Direct, los niños fueron divididos en grupos de riqueza alta, media y baja. Además, se utilizaron muestras de sangre con el fin de medir la longitud media de los telómeros en los glóbulos blancos. Por otro lado, la hormona del estrés cortisol se midió a partir de la orina.
Cabe mencionar que los telómeros son estructuras que se encuentran dentro de los cromosomas y que cumplen un rol fundamental en el envejecimiento celular y la integridad del ADN, por lo que su degradación está estrechamente relacionada con el envejecimiento.
Lo que reveló el estudio
Dicho trabajo investigativo dio a conocer que los niños del grupo de alto nivel de riqueza tenían telómeros un 5% más largos respecto a los niños del grupo de bajo nivel económico.
Por el lado de las niñas, tenían telómeros más largos que los niños, con una media del 5,6%, mientras que los menores con un índice de masa corporal (IMC) más alto tenían telómeros más cortos en un 0,18% por cada aumento porcentual de la masa grasa.
En la otra vereda, los niños de los grupos de riqueza media y alta contaban con niveles de cortisol entre un 15,2% y un 22,8 % menos que los pequeños del grupo de baja riqueza.
Las conclusiones
Según recogió el medio británico The Guardian, los autores del estudio reconocieron que el trabajo tenía ciertas limitaciones, puesto que los niños analizados no venían de familias que vivieran en la pobreza y que esto no debía interpretarse como una demostración de la relación entre la riqueza y “calidad” de los genes, sino más bien como una demostración del impacto indirecto del entorno en un marcador conocido del envejecimiento y la salud a largo plazo.
Pese a que el estudio no pudo demostrar que el cortisol fuera el mecanismo, lo que sí evidencia es la relación entre la riqueza y la longitud de los telómeros, lo que en la edad adulta está relacionada con la esperanza de vida y la salud. Es por esto que los profesionales concluyen que es posible que los niños que viven en entornos menos acomodados experimenten un mayor estrés psicosocial.