Con apenas 4 años de producción, son pocos los SP2 que circulan por las calles, pero este modelo cautiva con su inconfundible estética a cada persona que lo ve circulando.
Corría el año 1968 en la bulliciosa ciudad de São Paulo, Brasil, donde el ambiente estaba cargado de sueños y ambiciones. En medio de este torbellino de creatividad y desarrollo, un equipo de talentosos diseñadores e ingenieros se reunía en el seno de Volkswagen do Brasil con una audaz misión: crear un automóvil deportivo inédito en la región.
El italiano Marcio Piancastelli, conocido por su habilidad para plasmar emociones en formas y líneas, lideró el equipo de diseño, e inspirado por el espíritu efervescente de la época y deseoso de superar los límites establecidos, Piancastelli y su equipo dieron vida al sueño: el Volkswagen SP (Sport Prototype).
Cuando el SP original hizo su gran entrada en la escena automovilística brasileña en 1972, fue un momento que quedó grabado en la memoria colectiva. Su silueta audaz y aerodinámica deslumbró a todos, con una carrocería fastback de dos puertas que fluía elegantemente hacia la zaga. La parrilla delantera, con sus faros redondos y el icónico logotipo de Volkswagen en el centro, mostraban una actitud desafiante y decidida, al tiempo en que derrochaban estilo.
El inconveniente más grande estaba corazón de esta máquina, el cual estaba oculto bajo el capó trasero al tomar la plataforma del 1600 Variant. Allí se encontró un motor bóxer de cuatro cilindros y 1.6 litros, que desarrollaba apenas 65 HP. Muy poco para un deportivo, pero era lo que había disponible en ese momento, ya que la entrada de autos o componentes externos a Brasil era muy difícil en esos días. Sin embargo, al poco tiempo fue presentado el SP2, una bestia que montaba un motor de mayor cubicaje listo para desatar su espíritu libre y valiente en las carreteras. El 1.7 producía aproximadamente 75 caballos de fuerza, una cifra mediocre para el estándar de la época, pero al menos era un aumento frente al modelo original.
Las cifras declaradas por VW en la época afirmaban que el SP2 aceleraba de 0 a 100 km/h en 14.2 segundos y que superaba los 160 km/h de velocidad máxima. Sin embargo, los medios de la época registran que la aceleración hasta 100 km/h era desde 17 segundos hacia arriba, y que la velocidad máxima apenas superaba los 150 km/h.
A pesar de su escasa potencia, la combinación de diseño vanguardista y el sello de pertenencia que Volkswagen marcaba en el mercado brasileño lo transformaron en el objeto del deseo de los amantes del automovilismo y la foto que todos querían tener pegadas en el muro del dormitorio.
Sin embargo, el camino hacia la gloria no estuvo exento de desafíos. El SP2 tuvo que enfrentarse a poderosos competidores y hacer frente a la crítica por su bajo nivel de potencia y alto precio. La idea de un auto de motor y tracción trasera era irresistible, pero el problema llegaba a la hora de acelerar. Además, su precio duplicaba la cifra de un Escarabajo. Sin embargo, el SP2 logró superar los obstáculos para ganarse un lugar especial en el corazón de los entusiastas del motor.
Después de una emocionante -aunque corta- carrera en las carreteras, la producción del Volkswagen SP2 llegó a su fin en 1976, dejando un legado imborrable. Aunque dejó de fabricarse, su espíritu continuó vivo en la memoria de aquellos que tuvieron la suerte de conducirlo.
Hoy en día, el Volkswagen SP2 sigue siendo un tesoro muy valorado y codiciado por los amantes de los clásicos y los coleccionistas de todo el mundo debido a que fueron producidas sólo 10.205 unidades. Aun así, su legado perdura en cada curva y línea de los deportivos modernos, además su espíritu audaz continúa inspirando a las generaciones futuras de diseñadores e ingenieros.
Si alguna vez tienes la oportunidad de subirte a bordo del VW SP2, prepárate para un viaje en el tiempo que te transportará a una época de pasión y aventura sobre ruedas. Déjate llevar por la esencia inmortal del Volkswagen SP2
