El simpático citycar supo ganarse un lugar en la historia del automóvil. Tan polémico como tierno, triunfó para posicionar el nombre de Chery dentro del mapa automotriz.
Corría el año 2007 y en Chile se comenzaba a vivir un extraño fenómeno. Si bien habían autos económicos como el Maruti o el Alto, la gente que ansiaba comprar un auto 0 kilómetro se encontraba expectante a la llegada de los autos provenientes de China, ya que prometían valores más bajos y nutrido equipamiento.
Es así como en septiembre de ese año debutaban dos marcas nuevas en el país: Great Wall y Chery. La primera desembarcaba con el Hover, un todoterreno de generosas dimensiones que se ofrecía a casi 10 millones de la época. Chery en tanto, diversificaba sus clientes al ofrecer el SUV urbano Tiggo y el compacto citycar IQ. El primero a 9 millones de pesos y el segundo a poco más de un tercio de ese monto.
Por apenas 3.5 millones de pesos, el cliente tenía acceso a ítems impensados en esa época, como son el aire acondicionado, neblineros delanteros y traseros, cierre centralizado, 4 vidrios one touch y alarma que subía las ventanas de forma automática. Todo acompañado por una carrocería de 5 puertas con acotadas dimensiones y llantas aro 13. Eso democratizó el acceso a los autos nuevos en Chile y el querido IQ se ganó una fama de buen auto, bajo costo operativo y buena confiabilidad, al punto en que permaneció sin cambios hasta el 2014, donde fue reemplazado por su segunda generación, la cual estuvo vigente hasta el 2021.
Pero, ¿Cómo nació este simpático auto?
La génesis del pequeño IQ se remonta a China, andes del año 2003, cuando Chery era un fabricante nuevo que había construido una planta de motores y otra de carrocerías luego de comprar llave en mano un par de líneas de ensamblaje a Ford y Seat respectivamente.
Aún así, solo podía producir sus autos, pero no podía venderlos, ya que no contaba con la autorización gubernamental para poder comercializar los vehículos, por lo que en busca de ayuda para poder integrarse a la industria, acudió a los grandes grupos fabricantes en China: FAW y SAIC.
FAW no mostró interés en colaborar con esta nueva empresa, ya que no confiaba en la capacidad de producción y calidad de los nuevos productos, pero a SAIC Motor le pareció una oferta muy tentadora. Ya que ellos se quedaban con el 20% del control de la compañía, con todas las ganancias del nuevo fabricante que eso implicaba, solo por apadrinarlos y prestar el nombre, ya que bajo el paraguas de SAIC, obtenían la licencia de fabricante de forma inmediata.
Tras este acuerdo, la nueva empresa SAIC-Chery, controlada en un 20% por SAIC Motor ayuda a que Chery comience a producir sus primeros productos. Esto se mantendría sin cambios ni grandes exabruptos hasta el año 2003, cuando General Motors, socio de SAIC, le ofrece a este último la producción del Daewoo Matiz para el mercado chino, con la idea de ofrecer un producto popular.
Mientras SAIC comenzaba a gestar el proyecto, los planos del Matiz se filtraron hacia Chery, quienes en un plazo extremadamente corto de apenas 3 meses, ya tenían los prototipos listos a imagen y semejanza del modelo original, salvo con cambios estéticos ligeros para librarse de las demandas por derechos de diseño.
Una vez que Chery sacó al mercado este modelo bajo el nombre de QQ, General Motors demandó a la compañía, argumentando que las puertas de un QQ y un Matiz pueden ser intercambiadas sin necesidad de modificaciones, exigiendo además a SAIC Motor arreglar la situación.
En un movimiento que marcaría el futuro de la marca, SAIC se deshace del 20% de propiedad de Chery y le da alas a esta empresa para continuar su carrera en solitario, ya con la licencia de fabricante adquirida.
El QQ continuó adquiriendo nuevas denominaciones y transformándose en una familia. Apareciendo con el tiempo una versión liftback que conocimos como S21, una versión más coqueta denominada QQ ME o la segunda generación que redefinía el diseño y el espacio de la primera entrega con un formato mucho más propio.
En la 3ra generación, el QQ volvió convertido en un símbolo de movilidad para los nuevos tiempos gracias a un diseño cuadriforme y mecánicas únicamente eléctricas. El QQ Ice Cream comenzaba a llenar las ciudades gracias a su bajo costo, baja potencia y baja autonomía. Al que luego se sumó el QQ PRO, que con mejoras sustanciales en diseño, calidad y mecánica, se posiciona en la parte alta dentro del line up urbano de Chery.
Puede que alguna versión eléctrica del icónico IQ llegue a nuestro mercado, ahora como auto eléctrico, pero fiel a las credenciales que lo hicieron popular: Diseño simpático, amplio espacio interior, bajo costo operativo y una confiabilidad que fue capaz de cerrarle la boca al más escéptico.