Desde carros tirados por caballos, hasta las líneas de metro más modernas del continente han sido parte de nuestra historia en la forma de transportarse por la ciudad. Aquí hacemos un repaso a cómo hemos evolucionado.
El transporte público en Santiago ha experimentado una evolución notable a lo largo de los años, adaptándose a las necesidades cambiantes de una ciudad en constante crecimiento y transformación. Desde sus inicios, la movilidad en la capital ha estado marcada por diversas etapas y tecnologías, cada una dejando su huella en la forma en que los santiaguinos se desplazan.
Carros Tirados por Caballos
En la segunda mitad del siglo XIX, los carros tirados por caballos fueron el primer medio de transporte público en Santiago. Estos vehículos, generalmente de madera y con una capacidad limitada, brindaban un servicio rudimentario pero esencial para la época. Sin embargo, su alcance era limitado y la velocidad de desplazamiento, reducida. Debido a la necesidad de regular la limpieza de los desechos producidos por los animales, la intendencia y las empresas de transporte entran en un conflicto que derivó en un cambio de estrategia para dar paso a nuevas tecnologías.
Tranvías, el inicio de la era electrificada
Durante la primera mitad del siglo XX, los tranvías eléctricos se convirtieron en el pilar del transporte público en Santiago. Estos vehículos sobre rieles, movidos por energía eléctrica, permitieron una mayor rapidez y capacidad de transporte. Los tranvías se expandieron por toda la ciudad (que era apenas una parte de la extensión actual), conectando diferentes sectores y promoviendo la movilidad urbana. Complementado con trolebuses, la era eléctrica posicionó a nuestra ciudad como líder en transporte público. Sin embargo, debido a la constante expansión del terreno y la necesidad de ampliación de la red existente, estos sistemas dejaron de usarse para dar paso a las famosas micros de colores.
Metro de Santiago (Desde 1975)
La inauguración del Metro de Santiago en 1975 marcó un hito en la historia del transporte público de la ciudad. Este sistema subterráneo revolucionario proporcionó una forma eficiente y rápida de moverse por la ciudad, descongestionando las calles y conectando puntos estratégicos de la capital. Con el tiempo, el Metro se ha expandido, incorporando nuevas líneas y estaciones, convirtiéndose en un componente vital de la infraestructura urbana, reduciendo las distancias y acercando a los capitalinos hacia sus trabajos y lugares de ocio. Es cosa de ver la emoción generada por la recién expandida línea 3 a Quilicura, la cual redujo los tiempos de traslado al centro a casi la mitad.
Micros de Colores (Década de 1980)
Durante las décadas de 1980 e inicios de 1990, las “micros de colores” se convirtieron en una presencia distintiva en el transporte público de Santiago. Estos pequeños buses, cada uno pintado con colores llamativos y rutas específicas, complementaron el servicio del Metro y conectaron áreas que no estaban cubiertas por el sistema subterráneo. La recordada Tobalaba – Las Rejas o la Matadero Palma forman parte de esa extinta y recordada red de transporte.
Micros Amarillas (Década de 1990 al 2007)
Las micros amarillas fueron una fase importante en la historia del transporte público santiaguino. Introducidas en 1992 como parte de una regulación en la malla de recorridos, estos buses contaban con estándar de emisiones Euro, lo cual fue una base importante para comenzar a renovar el contaminante parque vehicular del transporte público. Tenían como objetivo mejorar la calidad y eficiencia del servicio, aunque su implementación no estuvo exenta de desafíos, los cuales fueron cubriendo cada rincón de Santiago con enormes recorridos casi puerta a puerta. Sin embargo, las constantes pugnas con los gobiernos detonaron un nuevo reordenamiento de la red de transporte público para el año 2007, el famoso y nunca bien ponderado Transantiago.
Transantiago (Desde 2007)
En 2007 se dio un cambio radical en el sistema de transporte público con la implementación del Transantiago. Este sistema integrado buscó reorganizar y modernizar la red de transporte, unificando las diferentes modalidades y estableciendo una tarjeta de pago única. A pesar de los desafíos iniciales, el Transantiago ha evolucionado y se ha consolidado como el principal sistema de movilidad en Santiago, hoy renombrado como Red Movilidad, eliminando parte de la malla original de servicios alimentadores y troncales, para dar paso a una red de servicios casi tan extensos como en la era amarilla, pero con sueldos fijos para los operadores y un estándar de flota más amigable con el medioambiente, como son buses diésel Euro 6 o máquinas 100% eléctricas de alto estándar con aire acondicionado, wifi y puertos de carga USB.
Trenes de cercanía (Desde 2017)
En 2017 se dio un salto importante de conectividad para zonas cercanas y muy integradas a Santiago con el tren a Nos. Esta red de transporte complementaria acerca la movilidad a zonas donde una red de metro no es viable (Por la gran distancia hacia otras zonas y la cantidad de trenes que se necesitarían para dar un servicio con buena frecuencia), por lo que su operación sirvió como punto de partida para aprobar la expansión de esta malla complementaria de trenes que en el futuro conectarán Melipilla e intermedios (Talagante, Padre Hurtado y Maipú) con la red de metro, gracias a la futura extensión de Línea 6 hacia la estación Lo Errázuriz. Lo mismo pasará con Batuco, donde una red de metro poco viable será ejecutada con un tren de cercanías que conecte a los habitantes de la zona norte de la Región Metropolitana con el resto de la red de transporte.
