Los autos están cambiando. No porque tengan más pantallas o porque ahora se conecten al celular. Están cambiando de verdad: el motor ya no es lo más importante, sino el código. Los fabricantes lo saben, las marcas tecnológicas están listas y los autos que vienen —o que ya están— serán definidos por algo intangible pero poderosísimo: el software.
Hablamos de los Vehículos Definidos por Software, o SDV (por sus siglas en inglés), una categoría que está tomando velocidad en la industria y que promete llevarnos a un futuro donde los autos mejoran con el tiempo, sin necesidad de pasar por el taller, y donde las funciones de seguridad, confort y hasta entretenimiento pueden cambiar con una simple descarga.
¿Qué es un SDV?
En pocas palabras: un SDV es un auto que puede agregar, modificar o mejorar funciones a través del software, incluso mucho después de haber salido de la fábrica. Es como un teléfono con ruedas: actualizable, personalizable y —al menos en teoría— siempre vigente.
Blackberry (sí, Blackberry, que hoy es un actor clave en seguridad y software automotriz) lo explica así en su sitio oficial: un SDV “prioriza el software por sobre el hardware, permitiendo que el vehículo evolucione con el tiempo mediante actualizaciones remotas y nuevas funciones digitales”.

¿Por qué ahora?
La idea no es nueva. Hace años que algunos modelos permiten actualizaciones menores del sistema de infoentretenimiento o navegación. Pero hoy, con la llegada de la conectividad 5G, la inteligencia artificial y nuevas plataformas informáticas, los autos pueden recibir actualizaciones completas, incluyendo mejoras en sistemas de asistencia a la conducción, rendimiento, autonomía e incluso nuevas funciones por suscripción.
Renault, por ejemplo, señala que el avance tecnológico les permitirá integrar múltiples funciones en una sola unidad central de cómputo, reduciendo la complejidad y abriendo la puerta a una experiencia más fluida y personalizada.
¿Quiénes ya están en esto?
Hay marcas que llevan la delantera. Tesla, por supuesto, es el referente más citado. Desde hace años ofrece actualizaciones over-the-air (OTA) que no solo corrigen errores, sino que agregan funciones completas: más autonomía, mejor rendimiento o nuevas capacidades de conducción semiautónoma, todo descargado directamente a tu auto mientras duerme en el garaje.
Pero no es el único. En enero de este año, Honda presentó en el CES de Las Vegas sus nuevos prototipos eléctricos —el SUV Honda 0 y el Saloon—, ambos basados en el nuevo sistema operativo Asimo OS. Según detalló The Verge, este sistema está diseñado para gestionar de forma eficiente múltiples unidades de control electrónico, algo clave en esta nueva era digital.
Mercedes-Benz, por su parte, trabaja junto a Nvidia y Qualcomm en el desarrollo de MB.OS, su propia plataforma digital que promete integrar todo: navegación, conducción autónoma, gestión energética y experiencias de entretenimiento. El objetivo es ofrecer actualizaciones constantes y una interfaz personalizada que se adapte al usuario, según reveló el sitio especializado Device Chronicle.
¿Y esto va en serio?
Según un informe de Morgan Stanley, sí. La consultora financiera estima que para 2029, el 90% de los autos producidos en el mundo serán SDV, una cifra que contrasta con el 3,4% registrado en 2021.
Por si fuera poco, un estudio citado por GlobeNewswire proyecta que el mercado global de los SDV pasará de los US$213 mil millones actuales a más de US$1,2 billones en 2030, con una tasa de crecimiento del 34% anual.
Lo que viene: pantallas, hologramas y asistentes de IA
En el CES 2025 también vimos cómo las marcas empiezan a imaginar el habitáculo del futuro. Hyundai Mobis presentó un parabrisas capaz de proyectar gráficos holográficos de navegación y entretenimiento en tiempo real, mientras que BMW reveló una nueva interfaz de pantalla panorámica que integra toda la información relevante sin sobrecargar al conductor.
También se sumó Qualcomm, que anunció un nuevo procesador llamado Oryon, diseñado para potenciar asistentes de voz dentro del auto con inteligencia artificial, como esos que recuerdan tus rutas favoritas o te leen los mensajes mientras conduces.

¿Y cómo se gana dinero con esto?
Una palabra: suscripciones. Muchas marcas están explorando modelos de negocio tipo “freemium”, donde el auto viene equipado con el hardware necesario, pero solo se activan ciertas funciones si el usuario paga. La calefacción de los asientos, la asistencia avanzada al estacionar o incluso un incremento temporal en la potencia del motor podrían convertirse en servicios de pago mensual.
Eso sí, no todos siguen esta lógica. El fabricante chino BYD —según reportó Financial Times— está apostando por un enfoque distinto, ofreciendo tecnologías como la conducción semiautónoma sin costo adicional, obligando a sus rivales a repensar sus estrategias.
El nuevo motor
Los SDV no son un concepto futurista, ya están aquí. Y aunque todavía hay desafíos por resolver —como la ciberseguridad, la estandarización de sistemas o la privacidad de los datos—, la dirección está clara: el software es el nuevo motor.
Prepárate para un futuro donde tu próximo auto no será el más rápido ni el más potente, sino el que más se actualiza.