- Dueño de restaurante “Las Vacas Gordas” despide a sus empleados en plena calle
- Habla el presidente del Sindicato de “Las Vacas Gordas”: “No hemos tenido la voluntad del empleador”
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El dueño del conocido restaurante santiaguino “Las Vacas Gordas”, Arturo de la Vega, hizo noticia luego de aparecer en un video despidiendo a sus trabajadores en plena calle, luego que éstos se fueran a huelga.
En el registro se aprecia que el empleador se enfrasca en una áspera discusión con sus empleados, quienes ante su actitud le dicen “Dueño (o patrón) de Fundo”, y “Roto con Plata”, palabras muy recurrentes en nuestro país.
Por ello el profesor Héctor Velis-Meza, autor del libro “Dichos, frases y refranes con historia”, nos profundiza el significado de estas expresiones, a propósito del mes de la chilenidad.
Patrón de Fundo
“El antiguo patrón de fundo era amo y señor de sus tierras y sus inquilinos. Su palabra era ley, sus deseos se cumplían de inmediato, nadie se atrevía a contradecirlo, pasaba el invierno en París y para que sus hijos tuvieran leche durante la trayectoria en barco llevaba un par de vacas a bordo, tenía una mansión en Santiago para pernoctar cuando venían a la capital y en épocas de elecciones acarreaba a sus inquilinos a los lugares de votación para que votaran por el Partido Conservador. Ese patrón de fundo ya no existe, pero los que porfiadamente insisten en comportarse como si la sociedad no hubiera evolucionado son calificados con desdén de este modo”.
Roto con Plata
“Es una frase sinónima -pero bastante más elocuente- de ‘nuevo rico’. Esta expresión alude a quienes sin educación y que por esfuerzo o un golpe de fortuna se ha convertido en personas adineradas, lo que no tiene nada de malo. Con el dinero que les llega a manos llenas, se compran todo aquello que no se tuvo en la vida de pobreza anterior, se cambian a un buen barrio, adquieren vehículos que se asocian a un estatus superior, pero desgraciadamente no pueden comprar urbanidad, cortesía, buen lenguaje, consideración hacia los demás, distinción, humildad y buen gusto. Siguen hablando a garabato limpio, comen con la boca abierta, circulan en sus automóviles último modelo escuchando música a altísimo volumen, cuelgan la ropa en el jardín, hacen grosera ostentación de su dinero y, cuando se sienten rechazados por sus nuevos vecinos, no entienden por qué.