El presidente saliente de Estados Unidos puso fin a la política conocida como “pies secos y pies mojados”, que permitía a los cubanos conseguir automáticamente residencia permanente en el país aunque el ingreso al «país de la libertad», una medida que desde hace año La Habana le solicitaba a Washington.
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La reacción del gobierno de Raúl Fidel fue positiva ante el anuncio, a través de una publicación del diario oficialista, Gramma, desde la isla anunciaron que «luego de casi un año de negociación y alentados por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015, basadas en el respeto mutuo y la voluntad política de fortalecer esos vínculos y establecer nuevos entendimientos en diversos temas de interés común, los gobiernos lograron concretar este compromiso».
Desde el Palacio de los Capitanes Generales argumentaron que este acuerdo ahora debe «contribuir a la normalización de las relaciones migratorias, las cuales han estado marcadas (…) por la aplicación de políticas agresivas en esta materia por sucesivas administraciones estadounidenses, que alentaron la violencia, la migración irregular y el tráfico de personas, causando numerosas muertes de inocentes».
Cuba formalizó esta propuesta por primera vez en el año 2002, la que fue rechazada por el gobierno del entonces presidente George W. Bush. Luego, se volvió a presentar un nuevo proyecto de acuerdo migratorio en 2009, el cual fue actualizado en 2010 y reiterado más recientemente el 30 de noviembre de 2015.
Ha pesar del acercamiento histórico que supone la derogación de esta medida y de las relaciones bilaterales que se están estableciendo entre ambos países, esta ha sido fuertemente criticado por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien anunció en su primera conferencia de prensa en su estado de mandatario entrante que va a revisar los acuerdos que se están estableciendo entre cubanos y estadounidenses.
Reacciones en EEUU
El cubano-estadounidense que formó parte del equipo de Obama en la Casa Blanca, Felice Gorordo, expresó a la BBC que este era un paso importante en el proceso de normalización de las relaciones entre los dos países y una «medida audaz» del presidente.
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«Cuba siempre será una parte integral del legado del presidente Obama y creo que quería dejar su cargo sabiendo que consiguió el mayor progreso posible y que pudo ayudar a definir un nuevo capítulo para los cubanos», recalcó Gorordo.
Por su parte, el senador demócrata de Florida Bill Nelson, enfatizó que «cambiar esta política obsoleta, para ser justos y también prevenir que la gente abuse del sistema, es lo correcto».
En tanto, el alcalde de Miami de origen cubano, Tomás Regalado, acusó en el diario local El Nuevo Herald que esta medida «es simplemente un regalo de despedida de Obama a Raúl Castro». Además, el alcalde expresó desconfiado que no cree que poner fin a esta política vaya a frenar el flujo de cubanos que van a Estados Unidos.
Por su parte, la congresista republicana en Florida Ileana Ros-Lehtinen acusó a Obama de hacer «una concesión y darle un regalo más al régimen de Castro» al poner fin al programa para médicos cubanos.
Además, el ex senador por Florida, Marco Rubio, expresó que el «régimen de Castro ha encarcelado al cubano disidente, Oscar Biscet, debe ser liberado inmediatamente. La política de Obama respecto a Cuba fracasó».
Castro regime has jailed Cuban dissident Dr. @OscarBiscet. He should be released immediately. Pres Obama’s #Cuba policy failed. #FreeBiscet
— Marco Rubio (@marcorubio) January 11, 2017