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Gabriel Jaime Vásquez Guerrero, un caficultor que siguió la tradición familiar.

Su origen probable es la provincia de Kaffa. Sin embargo, de lo que no cabe duda es de que el café se cultivaba en el Yemen ya en el siglo XV y es probable que mucho antes también.

Los primeros establecimientos de servir café se abrieron en la Meca y se llamaban “kaveh kanes”. Se extendieron rápidamente y eran sitios muy concurridos donde se jugaba al ajedrez y se disfrutaba del canto, el baile y la música.

Sin embargo, la propagación del cafeto en América Central y del Sur fue gracias a los holandeses en 1718, y fueron los franceses quienes llevaron el café a Colombia en 1730. Los cafetos rápidamente se adaptaron y, gracias al clima, prosperaron y dan trabajo hasta hoy a miles de personas.

Hoy queremos hacerlos partícipes de la historia en la que una familia y sus colaboradores sacan adelante su cultivo y producción para que llegue hasta su mesa y puedan disfrutar de sus deliciosos sabores.

Esta es la historia de Gabriel Jaime Vásquez, caficultor, y la tradición familiar que ha llevado, desde 1800 hasta nuestros días, uno de los mejores cafés del mundo.

Antioquia es uno de los destinos turísticos más importantes del eje cafetero.

Nacido y criado en ciudad Bolívar Antioquia, Gabriel Jaime Vásquez nació en una finca cafetera de nombre “La Arboleda”. Actualmente tiene 59 años y 52 en la industria del café.

Nos comenta que pertenece a la tercera generación de caficultores de su familia y todo lo relacionado con el café ha sido una tradición y costumbre familiar en la que han puesto el esfuerzo y el corazón.

Las tierras que tanto cuidan y trabajan, pertenecen a su familia desde el año 1800.

En sus propias palabras “Desde la rama del café hemos apalancado otras empresas y líneas de negocio, nuevas inversiones, pero nuestro negocio original es la producción del café”

Emocionado al recordar, nos dice: “Durante toda mi vida he estado relacionado directamente con todo lo que rodea al café, he compartidos con mucha gente y también he vivido anécdotas inolvidables. Pensar en el café, es pensar en la historia de mi vida y la de toda mi familia”.

“A los 7 años, yo le pido a mi padre en la finca La Arboleda, que me deje sembrar un cafetal. Entonces, él me asigna dos hectáreas de tierra y yo personalmente las sembré.

Llegaba de estudiar y en las noches de luna llena trabajaba con la luna sembrando café.

Después hubo una bonanza cafetera en el año 1978 y yo en esa época ya tenía plena producción de mi café.

A los 15 años de mi propio bolsillo me compré un Toyota nuevo con el pago de dos cargas de café. A esa edad no solo parrandeaba y caminaba en ese pueblo y en ese carro.

Esa fue la primera bonanza de café que me tocó”.

De este modo, fue aprendiendo como sembrar, cuidar, cultivar y amar el café.

Gracias al maravilloso clima y las condiciones ambientales, en los suelos de bolívar hay comida (frutas y verduras) durante todo el año. Las tierras cafeteras siempre están dando sus frutos y reverdeciendo el paisaje. Sonriendo, Gabriel Jaime Vásquez nos dice: “Este es un paraíso. Vivir en tierras cafeteras es como vivir en el paraíso. Si existe un cielo, es este”.

Actualmente la mayor amenaza para la producción del café es el cambio climático que está afectando a nuestro planeta.

Por eso, Gabriel Jaime Vásquez y su equipo han dedicado gran parte de su trabajo al cuidado de los bosques y ecosistema, las aguas puras y la naturaleza.

Bajo la premisa que cuidar nuestro planeta es cuidar de nosotros mismos, Gabriel ha sido un entusiasta impulsor del cuidado del medio ambiente. Creó COAMAR (Corporación Ambiental de Amigos de la Arboleda), corporación que se dedica a la preservación del medio ambiente y de los cafetales.

Vienen trabajando hace varios años en el suroeste de Antioquia y hoy es una de las organizaciones más influyentes en todo lo que respecta a temas medio ambientales en la zona y sus alrededores.

Ellos intervienen las escuelas rurales formando a los niños en el cuidado del medio ambiente, enseñándoles a proteger las cuencas de agua dulce. También les regalan árboles nativos para que los siembren y así van creando conciencia y amor por la ecología.

“Para mi familia y para mí, siempre ha sido importante velar por el cuidado de las especies, porque son ellas quienes llenan de vida estos territorios. Por eso, junto a otros caficultores comprometidos con el medio ambiente, hemos velado por mantener cultivos conscientes para devolverle el favor a la tierra que nos da de comer”.

¿Qué es el cultivo biodiverso? Es lo que permite dar “descansos” a la tierra y, por ende, ayuda a que esta no se desgaste con el cultivo.

En la finca, no solo se cultiva café, sino papayas, duraznos y otras variedades que entregan sombra a los cafetales y evitan que la tierra quede desnuda y expuesta en espera de una nueva siembra.

También tienen animales que pastan en distintos lugares de la finca y van pisando el suelo, mezclando así sus desechos orgánicos con la tierra y abonándola naturalmente.

Esto significa también un ingreso extra para quienes trabajan en los cafetales, pues no solo ganan con la cosecha de café, sino con los animales y con los demás frutos. Ganan los caficultores y gana el planeta.

También nos comenta Gabriel Jaime Vásquez que todo el café que produce es café especial de la variedad Arábiga.

Es un café que, al día de hoy, es muy solicitado por los mercados internacionales, por Europa, por Corea, por Asia, por Estados Unidos y otros países.

Con sus palabras nos dice que “realmente esto produce mucha satisfacción, produce alegría y produce vida”.

“En La Reserva cultivamos y cosechamos cafetos muy cuidadosamente. Separamos y seleccionamos los granos para luego esmeradamente tostarlos y extraer así todos sus sabores y aromas”.

Este trabajo, hecho con amor y abnegación, ha dado como resultado que su café sea conocido y apreciado. Y no solo por quienes lo consumen habitualmente, sino por una de las cafeterías más populares del mundo: Starbucks.

Ya que, en las tiendas de café especial de Starbucks, conocidas en el mundo como Starbucks Reserve, se está consumiendo este café por segundo año consecutivo. ¿Tiene esto algo de especial? ¡Por supuesto que sí! Este es un caso no común de repetición de venta y exhibición de la misma marca.

Los Starbucks Reserve son tiendas de Starbucks en las que puedes encontrar los cafés más exóticos y exclusivos del mundo. Cuentan con una cantidad limitada de marcas únicas en sus vitrinas cada año. De esta forma, estas marcas y variedades se exhiben y venden durante un año y luego cambian para que puedan exhibirse nuevas. En el caso del café de la finca La Reserva, se renovó por un año más su vitrina. El motivo: Su calidad, sabor y aceptación de los consumidores.

Esta renovación no es común, y es un gran incentivo al trabajo de la finca. Tanto los trabajadores como quienes administran celebraron este hecho y dicen que seguirán esforzándose para obtener el mejor café.

Como podemos ver, los frutos de la finca La Reserva están dándose a conocer a nivel mundial y podemos decir, con toda propiedad, que el café de Ciudad Bolívar se está proyectando en el mundo.

El orgullo que le produce este logro es enorme, pues el trabajo es incesante y todos los días existe un proceso de innovación e investigación.

Para conseguir mejores resultados, también se apoyan en CENICAFÉ, un instituto nacional que está dedicado a la investigación del café y con experiencias exitosas de otros países.Tratan de recoger lo mejor del entorno, y de otros países, de otros procesos exitosos y esto los ha llevado a avanzar en tener un producto de excelencia.

Gabriel Jaime Vásquez es un hombre muy cercano a sus colaboradores porque considera que son una gran familia.

él entiende que para construir una empresa se debe trabajar en equipo, codo a codo, y todos como una gran familia.

Se define a sí mismo como un hombre de riesgo y de asumir retos, un hombre perseverante y disciplinado y por sobre todo, del trabajo día a día.

Esta forma de ver la vida ha tratado de transmitirla a todos quienes comparten a diario con él y a quienes se cruzan en su vida. Su pasión por el café y por el trabajo que este implica han sido su motor y sus reconocidos logros solo son una muestra de lo que una vida dedicada a los cafetales puede entregar.

Es muy impactante poder compartir en sus fincas con sus colaboradores, es realmente una experiencia de oro. Tanto por el maravilloso trabajo que hacen y como trabajan de la mano como una gran familia.

La calidad de su café es una de las mejores del mundo y sus equipos de trabajo se sienten orgullosos de trabajar a su lado. Esto es su mayor felicidad, poder decir que, no solo tiene a su familia sanguínea, sino a la que ha formado gracias a todo su esfuerzo y pasión por el café.


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