En el universo de los hiperdeportivos, pocos modelos han despertado tantas expectativas como el Aston Martin Valkyrie. Con su diseño aerodinámico extremo, tecnología derivada de la Fórmula 1 y un precio que supera los 3 millones de euros, representa la cúspide de la ingeniería automotriz de alto rendimiento. Sin embargo, para un propietario alemán, esta promesa se transformó en una experiencia frustrante que terminó en tribunales.

El auto de 1.176 caballos y 441 kilómetros
Diseñado por el legendario ingeniero Adrian Newey, responsable de 25 títulos mundiales en la F1, el Valkyrie es un híbrido legal para carretera con un V12 de 6,5 litros combinado con un sistema KERS, que entrega 1.176 caballos de fuerza y pesa apenas 1.300 kg. En teoría, se trata de una experiencia cercana a un monoplaza de competición, pero con patente.
Sin embargo, a pesar de su ficha técnica impresionante, el propietario asegura que el auto pasó más tiempo en el taller que en circulación. Desde el inicio, comenzaron los fallos eléctricos en el sistema híbrido, y luego surgieron problemas con el sistema hidráulico de suspensión (“Rocket Locker”), el cual fue desinstalado sin su consentimiento. Incluso así, el coche volvió a “hundirse” cuando estaba detenido por mucho tiempo.
Fallas técnicas y un episodio de riesgo vial
El cliente también relata una experiencia particularmente alarmante: debido al altísimo nivel de ruido en la cabina —que requiere el uso de auriculares para comunicarse—, no pudo oír una ambulancia aproximándose mientras conducía. El sistema de intercomunicación falló, y el aislamiento acústico lo dejó sin capacidad de reacción, lo que derivó en una situación de alto riesgo en carretera. Desde ese momento, asegura que no ha vuelto a sacar el auto del garaje.
Aston Martin responde: “Es un coche extremo, no un sedán convencional”
Aston Martin no ha reconocido responsabilidad alguna. En su defensa, el fabricante afirma que el vehículo está “en perfecto estado” y que los problemas denunciados corresponden al uso extremo de un hiperdeportivo. Aseguran que el cliente cambió las ruedas sin autorización, lo que podría haber alterado el rendimiento y la fiabilidad del auto.
En cuanto a los niveles de ruido, la marca sostiene que son inherentes al concepto del Valkyrie: un vehículo creado para acercar la experiencia de la pista a la calle. “Esperar la fiabilidad de un vehículo convencional es no entender la naturaleza de estos hiperdeportivos”, señalaron representantes de la firma.

Un juicio abierto y una oferta rechazada
El conflicto escaló hasta los tribunales de Aquisgrán, Alemania, donde el juez sugirió a las partes llegar a un acuerdo. Aston Martin ofreció como solución la entrega de dos vehículos nuevos a cambio del Valkyrie. Pero el cliente fue tajante: no quiere más autos, solo desea que el suyo funcione como debería.
Con apenas 441 kilómetros en su odómetro, el Aston Martin Valkyrie de este propietario se ha convertido en un símbolo de lo que puede fallar cuando la tecnología extrema choca con las expectativas del consumidor. El juicio continúa, mientras el auto permanece inmóvil en un garaje europeo.