En horas de esta tarde, en el interior de la iglesia evangélica Universal de Cristo, ubicada en el sector de Huentelolén de Cañete, se realizaron los funerales del carabinero Álex Salazar, atropellado el pasado domingo durante un operativo de fiscalización de un local de venta de alcoholes y quien finalmente murió este martes a consecuencia de las heridas provocadas por el ciudadano venezolano Jhoyner Bonilla Brito, quien impactó al efectivo policial mientras escapaba en automóvil del local fiscalizado.
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Salazar es el mártir número 1.231 de la institución de orden y seguridad, y quien en la ceremonia fúnebre fue ascendido por el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, quien dispuso que de forma póstuma el cabo primero fuera asignado al grado de suboficial mayor de la institución.
El póstumo ascenso de Carabineros a Salazar
“Además, y como testimonio de su legado, en la Escuela de Suboficiales, plantel que lo acogió en sus últimos años, se ha resuelto mediante la resolución N° 139, de fecha 14 de marzo de 2023, de la ESUCAR Grupo Concepción, denominar el patio central y corazón del plantel como Suboficial Mayor Álex Salazar Rodríguez, en su memoria”, anunció el general director Yáñez.
Cabe recordar que el uniformado falleció este martes luego de agonizar las últimas 48 horas en el hospital Regional del Biobío, recinto al cual fue derivado el pasado domingo luego de ser atropellado durante una fiscalización a un local de venta de alcoholes que funcionaba fuera del horario legal.
Su presunto victimario fue identificado como Jhoyner Bonilla Brito, un ciudadano venezolano de 22 años que finalmente fue arrestado y dejado con la cautelar de prisión preventiva mientras dure la investigación decretara por el Ministerio Público.
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Con 37 años, al momento de su muerte, Salazar estaba casado y tenía dos hijos, de 12 y 7 años. Además, llevaba 15 años de servicio en la institución uniformada, en los cuales prestó servicios en la Tenencia Batuco, en el Escuadrón de Presentación y Canoterapia, en el GOPE Biobío, en la Subcomisaría Montada y de Perros Policiales. Antes de su fallecimiento, el efectivo policial realizaba su práctica profesional en la Primera Comisaría de Concepción con el objetivo de convertirse en suboficial graduado.
Una vez finalizada la ceremonia fúnebre en la iglesia evangélica, su cuerpo fue trasladado en un féretro por variadas rutas y comunas de las provincias de Concepción y Arauco, donde fue homenajeado con globos y cientos de aplausos de la ciudadanía. Su funeral se realizará en el Cementerio Municipal de Cañete.